Dr. Jorge Adoum (Mago Jefa)
EL MAESTRO MASÓN Y SUS
MISTERIOS
BIBLIOTECA UPASIKA
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Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
ESTA ES LA MASONERÍA
EL MAESTRO MASÓN
Y SUS MISTERIOS
Tercer Grado
JORGE ADOUM
(Mago Jefa)
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
INTRODUCCIÓN
1. El Tercer Grado es el símbolo natural de la perfección humana, que se consigue
por medio del desarrollo personal y por el triunfo sobre todas las debilidades humanas.
Maestro - en latín, Magíster - significa que es más, más sabio, más elevado y bueno.
No se trata, como cree la mayoría, de un grado o un título concedido.
Ser Maestro es ser Superhombre, intelectual y espiritualmente. Ser Maestro es
poseer la cualidad de conquistar por propio esfuerzo la suprema autoridad, que barrió la
Ignorancia, el Egoísmo y el Miedo, los cuales mantienen al hombre en un estado de
inferioridad y esclavitud.
El Tercer Grado - el de Maestro Masón - es el grado de la exaltación por el
merecimiento, no obstante, sin este merecimiento y esfuerzo, nadie puede ser Maestro,
aunque lo exalten diez veces al día o le otorguen cien diplomas.
El programa de la realización está encerrado en cuatro verbos, que son: Saber,
Osar, Querer y Callar, porque “el que habla nada sabe”, dijo Lao Tse.
Ya hemos dicho antes que la Masonería es un hecho de la Naturaleza y, siendo un
hecho de la Naturaleza, sus fenómenos, enseñanzas y prácticas tienen que repetirse en y
dentro del cuerpo humano, templo vivo de Dios.
Aquellos que, en nuestras obras, desean estudiar y aprender la Masonería, deben,
antes que todo, tratar de sentir que todo lo que se enseña tiene por objetivo devolver al
hombre a su mundo interior para contemplar y estudiar, dentro de sí, todos los misterios de
la Naturaleza y de Dios.
El Grado de Maestro tiene un doble sentido: individual y colectivo - inseparables -
como aspectos interior y exterior de una misma cosa, esto es, lo que se hace interiormente,
se vuelve potente exteriormente. Es preciso ser oro, para fabricar oro. Para multiplicar los
talentos, es necesario poseer talentos.
El profano tiene que dar el diezmo, según la Ley; no obstante, el Maestro tiene que
dar todo. El Servicio del Maestro se distingue por su Amor. Su salario, interior y exterior,
es fruto de este Amor; de manera que Amor y Salario son una naturaleza en el Maestro y
no un diploma de grado, que le otorgan las logias y autoridades.
Ahora, después de esta introducción, ya podemos entrar profundamente en nuestro
mundo interior, para descubrir, leer y aprender los Misterios del Grado de Maestro. Mas,
para llegar con mayor facilidad a nuestro objetivo, es necesario relatar al Compañero y al
lector interesado en nuestro trabajo, la Leyenda del Tercer Grado, que es el Grado de
Maestro Masón.
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Capítulo I
LEYENDA DEL GRADO DE MAESTRO
2. La leyenda de este Grado es una adaptación de un relato simbólico. Su disfraz
oculta la Gran Verdad de la Iniciación Interna.
La leyenda es una verdad disfrazada, porque la verdad desnuda hiere los ojos
débiles y estos tratan de destruirla, como ha sucedido con todas las verdades religiosas que
fueron develadas al público.
LA VERDAD DESNUDA envenenó a Sócrates, crucificó al Nazareno, quemó a
Savonarola y asesinó a Gandhi.
La Leyenda del Tercer Grado es una Verdad Oculta. Los hombres de buena
voluntad pueden descubrir y correr su velo, llegando a su comprensión por medio del
estudio, de la inhalación, exhalación y meditación, como hemos explicado en los grados
anteriores. Sin estos requisitos, nadie puede llegar a levantar el Velo de Isis.
La leyenda, con su ceremonia enigmática, estimula primero la imaginación y luego
se convierte en motivo de visualización, que conduce a la intuición, que nos abre la puerta
del Templo de la Verdad, esto es, nos da el poder de descubrir la Verdad, para que podamos
contemplar su belleza.
3. EL SIGNIFICADO DE LA LEYENDA: El motivo de la leyenda es la
construcción del Templo, para que en él habite el Dios Íntimo y tenga su completa
libertad de manifestación.
El Templo es el cuerpo dominado, educado y guiado por mandatos del Espíritu, que
son la Verdad y la Virtud.
El Templo de Salomón es el modelo del cuerpo humano. El Templo, como el
cuerpo humano, se extiende de Oriente a Occidente y de Norte a Sur, lo que quiere decir
que el hombre es una unidad indivisible como el Universo. Su cabeza, que se eleva en
dirección a mundos superiores, se convierte, por la Sabiduría Espiritual, en Salomón, que
levanta un templo para la gloria del Gran Arquitecto del Universo Íntimo.
4. HIRAM ABIFF: La leyenda dice: “Salomón (Solman u Hombre solar), queriendo
hacer de su cuerpo un Templo digno para el Dios Intimo, o G. A. Yo Soy, pidió a Hiram,
rey de Tiro (La Conciencia Elevada, Sol Elevado, porque Hiram significa también Sol), un
Maestro Arquitecto de Obra.
Hiram, Rey Conciencia, le recomienda y envía a Hiram Abiff (Maestro Constructor
Superconciencia, Sol Espiritual en el Hombre). Era hijo de una viuda (esto es,
manifestado en la Naturaleza y por la Naturaleza, como madre, aunque esta madre nunca
tuvo un marido).
Hiram Abiff, el Sol Padre Interior, fue designado como Jefe Supremo de los obreros
(átomos, moléculas, células), para la construcción del Templo. Esos obreros átomos, que
impulsan al hombre desde épocas remotas para la formación de su Cuerpo Templo, en esta
Jerusalén interna - Ciudad de la Paz - tenían diferentes grados de capacidad y diferentes
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talentos individuales. Era, pues, necesario dividirlos según sus capacidades (superiores,
medianas e inferiores), para poder aprovechar mejor el trabajo de cada uno.
Hiram Abiff, como sabio, justo y benevolente, los repartió en tres categorías:
aprendices (trabajadores en el mundo inferior del hombre, que equivale a la parte del
estómago para abajo), compañeros (trabajadores en el mundo mediano, en la caja torácica)
y maestros (trabajadores en el mundo superior, que es la cabeza). Hiram - la
Superconciencia - dio a cada uno la manera de hacerse conocidos como tales, por medio de
“señales, toques y palabras” apropiados, esto es, les dio la capacidad de influirse por medio
de los sentidos “vista, tacto y oído”.
5. LAS DOS COLUMNAS. Hiram construyó y levantó en el Templo dos grandes
columnas huecas (dos piernas) de bronce. Determinó que los aprendices (átomos
constructores) recibiesen su salario, esto es, su bienestar, en la primera columna (pasiva,
izquierda); los compañeros, en la segunda (positiva, derecha) y los maestros, esto es, los
átomos superiores del cerebro y de la cabeza, en la “cámara del medio”, el mundo interno y
lugar secreto, que se encuentra por dentro y encima de los dos.
Cada obrero, para poder recibir su salario, se hacía conocer por el esfuerzo y trabajo
que había dedicado a la Obra.
6. EL TRABAJO INTERNO. El trabajo fue dirigido y ejecutado con sabiduría,
orden y exactitud, según las instrucciones recibidas de la Conciencia de la Realidad o
Superconciencia y la obra progresó y se elevó rápidamente.
A pesar del número de obreros, que entre todos eran más de ochenta mil, y de hacer
todo género de obra, no se oía ningún ruido de instrumento de metal (por el hecho de que el
Templo Cuerpo no había sido construido con instrumentos, sino por la mano del hombre).
Es el silencio y la quietud en el mundo interno, origen de toda obra espiritual.
7. EL TEMPLO DE LA INICIACIÓN. Durante los siete años y más que duró la
construcción, tiempo necesario para la completa Iniciación Interna, para poder construir el
digno Templo de Dios (porque cada siete años el cuerpo físico se deshace totalmente de sus
átomos y células antiguas, formadas por el deseo interior, a fuerza de martillar y trabajar
por medio de nuevas inhalaciones, exhalaciones y pensamientos), no hubo lluvia (esto es,
ninguna idea, palabra u obra negativa puede impedir el desarrollo interior), porque el
templo estaba constantemente cubierto.
Igualmente reinaron la paz y la prosperidad en el lapso de la construcción del
Templo, porque el Iniciado se separa de todo lo que puede perturbar su espíritu, por medio
de la comprensión y de la fuerza de voluntad.
8. LOS TRES MAESTROS. Salomón pidió la ayuda de Hiram, Rey de Tiro; este lo
ayudó, enviándole a Hiram Abiff, el arquitecto. Los tres fueron maestros de obra y
representan la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
Así también, el cuerpo humano, que es el Templo de Dios, tiene dentro de sí la
Trinidad Divina, que son el Poder (Padre), el Saber (Hijo) y el Espíritu Santo (la Vida
en Movimiento).
9. EL CRIMEN. Este Cuerpo Templo, maravilla de las edades, fue construido y
dirigido por el Poder, por el Saber y por la Belleza. Sin embargo, en el mundo inferior del
hombre existen siempre ciertos defectos y vicios que lo inducen a cometer barbaridades
inauditas e indignas; estos defectos son: la ignorancia, el miedo y la ambición. La
ignorancia es un defecto que hace al hombre creer que sabe y no desea aprender nada; el
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miedo elimina del corazón del hombre la fe en su Dios Intimo y en sus guías, y la ambición
es la hija del egoísmo, que exige todo para sí, sin merecimiento.
Pues bien, tres obreros de la clase de los compañeros, juzgándose merecedores y
dignos de ser Maestros y queriendo serlo por la fuerza, como sucede con todos los
ignorantes, tramaron una conspiración para apoderarse, por la violencia, de la Palabra
Sagrada y de las maneras con que se reconocía a los maestros. Esta trinidad de vicios:
ignorancia, miedo y ambición, siempre quiere obtener lo que el hombre no merece del
mundo espiritual y material.
Estos tres malvados vicios, compañeros del hombre, que amenazan todas las
conquistas y esfuerzos espirituales, trataron de conseguir la complacencia de otros
compañeros y vicios, dentro del hombre; lograron convencer a otros nueve compañeros
maestros, pero estos últimos desistieron en el último momento, porque fueron perturbados
por el remordimiento.
Quedaron solos los tres cómplices y, urdiendo el crimen, resolvieron obtener por la
fuerza la Palabra, tomándola del mismo Hiram (el hombre inferior que quiere obligar a su
Íntimo a otorgarle todos los poderes divinos, por la violencia y sin merecimientos).
Los tres esperaban a Hiram Abiff, a quien, por su bondad, pretendían intimidar.
Escogieron el mediodía como el momento más propicio, dado que a esa hora, Hiram
Abiff acostumbraba visitar y revisar el trabajo y elevar sus preces, en tanto los demás
descansaban. Los tres se dirigieron hacia las tres puertas del Templo, que en aquel
momento estaban desiertas, porque todos habían salido para entregarse al descanso.
Cuando Hiram Abiff terminó sus preces, quiso atravesar la puerta del Sur; el
compañero que se hallaba apostado ahí, lo amenazó con su regla de veinticuatro pulgadas,
pidiéndole la Palabra y la Señal del Maestro. No obstante, el Maestro le respondió:
“Trabaja y serás recompensado”.
Viendo la inutilidad de su procedimiento, el compañero ignorante le golpeó
fuertemente con la regla (que representa el día de veinticuatro horas, que nunca fueron
aprovechadas, porque la ignorancia siempre tienta obstaculizar la obra divina interna). Y,
habiendo levantado el Maestro el brazo derecho para detener el golpe dirigido hacia su
garganta, este impactó sobre el hombro derecho y le paralizó el brazo (positivo).
Entonces, el Maestro se dirigió hacia la puerta de Occidente y allí, el segundo
compañero le exigió, como el primero, la Palabra y la señal del Maestro y recibió la misma
respuesta: “Trabaja y obtendrás”.
Entonces, con la escuadra de hierro, el compañero le descargó un fuerte golpe en el
pecho, que le dejó medio aturdido.
Hiram se encaminó entonces hacia la puerta de Oriente, donde le esperaba el tercero
y el más malintencionado de los tres, que es el egoísmo, quien, al recibir la misma
respuesta del Maestro, le asestó un golpe mortal en la frente, con el mazo que llevaba
consigo.
Cuando se encontraron nuevamente los tres, comprobaron que ninguno poseía ni la
señal ni la Palabra. Se horrorizaron por el inútil crimen y no tuvieron otro pensamiento que
el de ocultarlo y hacer desaparecer los vestigios. Y así, por la noche llevaron el cadáver de
la víctima en dirección a Occidente y lo escondieron en la cumbre de una colina cercana al
lugar de la construcción.
(El simbolismo o la leyenda nos enseña que el Maestro Interno, que está trabajando
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siempre por el bien de los hombres, por su progreso espiritual y anímico, es atacado por los
tres defectos que posee cada ser que viene al mundo; no obstante, estos defectos, en
principio, eran cualidades o caracteres necesarios al hombre. El deseo de progresar se
convirtió, por medio del intelecto, en ambición egoísta; el amor desenfrenado se tornó en
fanatismo estúpido y, por su ambición e ignorancia fanática, perdió su fe y se apoderó de sí
el miedo).
Estos tres grandes vicios matan al hombre: a su Yo Superior en la parte Oriental; a
la Personalidad, en la parte Occidental, y en la parte Sur, al Intelecto. En otras palabras, el
Maestro Interno, Yo Superior, que es la Conciencia; la Personalidad o el Yo
Individual, que es la Voluntad y el Intelecto o Inteligencia, representados,
respectivamente, por los miembros heridos: pecho, brazo y cabeza.
10. LA BÚSQUEDA. Cuando Hiram Abiff (el Yo Superior) no acudió al lugar de
trabajo, todos quedaron perplejos, presagiando una desgracia.
Terminó el día y el arquitecto no apareció. Entonces, los nueve compañeros que se
habían opuesto a la empresa de los tres malvados, decidieron revelar a los Maestros lo
ocurrido. Fueron conducidos a la presencia de Salomón, quien, después de haber escuchado
el relato de los tres maestros y de los nueve compañeros, ordenó a los tres primeros que
formasen tres grupos y que, cada uno de ellos se juntase a uno de los grupos de
compañeros, procediesen a escudriñar los territorios y regiones de Oriente, Occidente y
Sur, en busca del Gran Maestro y Arquitecto, de los tres compañeros, así como de la
Palabra Perdida, la misma que ni el mismo Salomón conocía y que se había perdido con
la desaparición de Hiram Abiff.
Lo buscaron inútilmente durante tres días, pero en la mañana del cuarto día, uno de
los maestros que, junto con sus compañeros del grupo, se había dirigido hacia el Occidente,
hallándose sobre las montañas del Líbano, buscando un lugar donde pasar la noche, oyó
voces humanas en una caverna. Eran los tres compañeros asesinos. Estos vieron al maestro
visitante hacer las Señales de Castigo, señales que fueron adoptadas después para los tres
Grados, como medio de reconocimiento.
Los tres delincuentes escaparon por la otra salida que tenía la caverna y nadie
después pudo encontrar sus rastros.
Regresando a Jerusalén, en la noche del sexto día, uno de los tres viajeros se dejó
caer, extenuado, sobre un montículo próximo a la ciudad. Entonces observó que la tierra
estaba recientemente removida y de ella emanaba el olor putrefacto de los cadáveres.
Comenzando a excavar, llegaron a palpar el cuerpo, pero, como era de noche, no se
atrevieron a continuar sus investigaciones; por ese motivo recubrieron el cadáver y
colocaron sobre el montículo un ramo de acacia, especie de árbol común, cuyas flores y
hojas son sempiternas o siemprevivas. Al día siguiente relataron su descubrimiento a
Salomón. Este hizo la señal y pronunció la palabra, que pasaron a ser usados después como
señales de Socorro. Enseguida encargó a los nueve maestros que fueran a reconocer si se
trataba de Hiram Abiff y que buscaran sobre él las señales de reconocimiento, las cuales
quedaron fijadas por las palabras que fueron pronunciadas en el momento en que fue
levantado el cuerpo de la sepultura.
Así lo hicieron y, al ver la frente ensangrentada, cubierta por un delantal y sobre el
pecho la insignia del Grado, hicieron la Señal de Horror, que quedó como señal de
reconocimiento entre los masones.
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11. EL SIGNIFICADO DE LA LEYENDA. Como con todas las leyendas y fábulas
escogidas para transmitir una verdad a las generaciones venideras, su significado es
múltiple. Sin embargo, lo único que importa al Maestro Masón es el significado interno y
personal, o individual.
Hiram es el Sol, es su Yo Superior, es el Espíritu Divino dentro del cuerpo del
hombre, es el Ideal de todo ser que viene a este mundo. En fin, es el Hombre. Ese Hombre
Dios se encuentra, continuamente, por medio de su mente objetiva, amenazado por la
ignorancia, por el fanatismo y la ambición, que lo dominan e impiden el progreso. No
obstante, el hombre nace y está obligado a construir y dirigir el Templo de la Vida y a
hacer de él el Templo Vivo de Dios, o levantarlo para gloria del Gran Arquitecto del
Universo, expresando en su obra, Sabiduría, Poder y Amor.
Pero nuestras bajas tendencias y pasiones están siempre a la expectativa y matan,
dentro de nosotros, la voz de la conciencia, la Voz de lo Intimo, nuestro único guía y así se
verifica en nosotros la simbólica “Muerte de Hiram” o el adormecimiento del Yo
Superior, cuyo elevado Ideal dirige nuestra vida a un fin superior.
Cuando nos entregamos a nuestras pasiones, quedan suspendidos nuestros trabajos
de adelanto, por la pérdida de la Guía o del Yo Superior.
Cada hombre tiene doce facultades del Espíritu, como hemos visto en estudios
anteriores; pero, a cada facultad se contrapone un vicio enemigo, hijo de la ignorancia y
miedo. ¡Esos doce vicios compañeros, que viven dentro del hombre y que lo acompañan a
todas partes, son a cada instante los que trabajan para su perdición! Estas pasiones lanzan
velos sobre su ideal, que queda muerto y sepultado; es el Espíritu Latente en la Materia.
Así como la ignorancia quiere ocupar el puesto de la verdad, el fanatismo quiere
exigir que se le tributen todas las honras, y la ambición quiere usurpar toda autoridad de
Hiram - el principio de la luz - estos tres enemigos del hombre pretenden apoderarse de la
Palabra de Poder que otorga toda potestad, la cual sólo se alcanza por la evolución y el
esfuerzo individual y no por la fuerza; esta Palabra de Poder fue denominada la Luz
Maestra que ilumina el mundo.
No hay muerte ni pérdida temporal que no sirva para un nuevo nacimiento. No se
puede destruir lo que es Eterno e Inmortal sino, únicamente, ofrecerle la oportunidad
de renacer en una nueva forma más luminosa, como nace el Espíritu en su iniciación
en la Verdad y la Virtud.
El Yo Superior no puede morir jamás, no importa cuáles sean los golpes que los
errores puedan descargarle, porque estos sólo deterioran su forma exterior.
Ya hemos dicho que los tres asesinos son la ignorancia, que convierte la actividad
en fanatismo y ambición, por cuyos esfuerzos sobreviene el drama cósmico de la
Involución; pero, el Yo Superior en el hombre, con el poder de la voluntad, puede dominar
a los tres compañeros-vicios - por los tres Maestros que fueron en busca de Hiram - que son
el Saber, la Fe y el Amor. Estos tres atributos superiores consiguen encontrar, despertar y
levantar esa Luz Interior, para que afirme su dominio sobre la materia y la ilumine, por la
evolución que sigue a la Involución.
El Francmasón o Hijo de la Luz es el Gran Maestro Hiram Abiff; es también la
representación del Sol, que recorre sus doce signos del Zodíaco e interpreta la leyenda
masónica o el místico drama. En el equinoccio de la primavera, el Sol deja el femenino,
dócil y acuoso signo de Piscis, para entrar en el belicoso, marcial, enérgico e ígneo signo de
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Aries, el Carnero o Cordero, donde exalta su poderío. Los tres meses de invierno son los
tres compañeros que mataron y sepultaron al Sol en las tinieblas y en el frío, pero los nueve
meses o nueve maestros fueron a exaltarlo, para que ilumine nuevamente la vida de la
materia.
Los tres enemigos del hombre yacen “debajo de los escombros del Templo-
Cuerpo”, al cual sepultan en la noche del olvido, escondiéndose en Occidente. Esto es, en la
parte inferior de nuestra personalidad, o con el enemigo Secreto - que es creación del
hombre -, elaborada en la parte inferior y baja del cuerpo, donde residen los átomos densos,
groseros y pesados. Allí es necesario descubrirlos, para que sean separados definitivamente
de nosotros.
Después de esta limpieza, podemos encontrar al Dios Intimo dentro de nosotros,
donde se encontraba sepultado, pero nunca muerto y entonces podemos, con las facultades
del Espíritu, que son doce (representadas por los tres maestros, que fueron a buscar a los
asesinos y los nueve, que los ayudaron a levantar a Hiram Abiff) proceder a la resurrección
efectiva.
Los tres primeros maestros son: Fe, Esperanza y Amor y los nueve restantes son:
Percepción, Conocimiento, Asociación, Juicio, Altruismo, Memoria, Voluntad, Orden
y Acierto.
La Palabra Sagrada y Perdida con la muerte de Hiram Abiff, no la poseían ni
Salomón ni Hiram, el rey de Tiro. Hemos afirmado que la palabra del Primer Grado es Fe;
la del Segundo es Esperanza y la del Tercero debe ser Caridad o Amor.
Los dos primeros maestros, que simbolizan la Fe y la Esperanza, no pudieron
encontrar el cadáver del maestro; solamente el tercero, que es el Amor, pudo hallarlo. Estas
dos primeras facultades carecerían de poder sin el impulso de la tercera - la caridad - que,
sola, puede realizar milagros.
Debemos vencer todo egoísmo, para que podamos emplear la fuerza omnipotente
del Amor. El amor nunca puede convivir con el egoísmo, porque este trata siempre de
matar en nosotros la Fe y la Esperanza.
Sólo el Amor puede resucitarnos de la muerte, para la Verdadera Vida.
Únicamente esta facultad nos puede regenerar, cuando nos encontramos libres del egoísmo.
Entonces, la Palabra Sagrada es la esencia de la Fe, de la Esperanza y del
Amor.
12. RESUMEN DE LA LEYENDA. El Templo es el Cuerpo del Hombre.
La construcción del Templo es la evolución y la elevación de esfuerzos para un fin
superior, a través del conocimiento de la Verdad y de la práctica de la Virtud.
El Templo de Salomón es el símbolo del Cuerpo Físico. Jerusalén (Ciudad-Paz) es
el Mundo Interno.
Los cuatro puntos cardinales del Templo son el cuerpo, la cabeza, que corresponde
al Oriente, el bajo vientre, al Occidente, el lado derecho, al Sur y el izquierdo, al Norte.
Los constructores del Templo son los átomos constructores en el cuerpo físico.
Los tres directores del Templo son: Salomón, que representa el Saber; Hiram, rey de
Tiro, el Poder; Hiram Abiff, el Hacer. Los tres representan todavía la Fe, Esperanza y
Caridad.
Los obreros se dividían en tres categorías: los aprendices trabajan en la parte
inferior del cuerpo, esto es, el vientre; los compañeros en la parte media o tórax; y los
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maestros, en la parte superior, la cabeza.
Las dos columnas del Templo son los dos polos: el pasivo y el positivo,
representados por las piernas izquierda y derecha.
La Cámara del Medio es el “Lugar Secreto” o el Mundo Interno del Hombre, en el
corazón o pecho.
Cada categoría percibía su salario, relativo a su trabajo y a su palabra sagrada. Los
aprendices lo recibían según su Fe. Los compañeros, según su Esperanza y los maestros,
según su Amor.
A pesar del gran número de obreros dentro de este Templo, todos trabajan
silenciosamente en la Obra del Gran Arquitecto y no hubo ningún ruido, porque este
Templo no fue ni es construido por manos humanas, ni por instrumentos materiales y
metálicos.
Siete años duró la construcción del Templo, porque el resultado de la genuina y
verdadera Iniciación se obtiene después de siete años, que son necesarios para la limpieza
de los átomos inferiores y para dar lugar a los átomos superiores.
Hiram Abiff, “el hijo de la viuda”, es el Espíritu que nace y se manifiesta en la
Materia o Mater-Madre, sin la voluntad de la carne. Es la Madre siempre virgen, porque
el Yo Soy entra y sale de ella y ella continúa siempre virgen.
El lugar escogido para la construcción fue el monte Moría, que significa “Visible al
Señor” o “Escogido del Señor”.
Al aproximarse el momento del triunfo final, acometen al Iniciado las tres
tentaciones del desierto de la materia, que son la ignorancia, el fanatismo y la ambición, o
los tres compañeros que quieren obtener el salario del maestro.
Cada defecto estaba armado con un instrumento. La ignorancia atacó el lado
derecho - que proyecta el poder positivo - con una regla de 24 pulgadas, que representa el
día de 24 horas e, hiriendo la mano de Hiram Abiff, inutilizó la obra o el instrumento de la
obra, que es la mano.
El fanatismo golpeó el corazón con la escuadra, que es el símbolo del hombre
inferior, dominado por su fanatismo. La escuadra es la forma material, es el conocimiento
intelectual, que olvida el compás, el cual representa la Intuición Divina. Al golpear el
corazón, mata en él la Tolerancia y el Amor.
La ambición le golpeó la cabeza con el mazo, representando en este acto la voluntad
mal dirigida y mal dominada.
Una vez muerta la Conciencia, los tres trataron de relegar el hecho al olvido,
“sepultando el cuerpo del Maestro”.
Pero las doce facultades del Espíritu o los doce maestros, comienzan la búsqueda.
Los tres primeros, que son la Fe, Esperanza y Caridad, eliminan del cuerpo los tres vicios, y
los otros nueve exaltan la Luz Interior, sepultada.
13. ESTA LEYENDA ES UN HECHO DE LA NATURALEZA. Cumplieron esta
leyenda y la cumplirán siempre todos los maestros y salvadores de la humanidad, como
Hércules, Osiris, Mitra, Tamuz, Sansón, Krishnay Jesús, porque la leyenda fue extraída del
Drama Solar, que se repite cada año en la Naturaleza y todo maestro debe imitar en su vida
el suceso macrocósmico.
14. LA SEÑAL DE MAESTRO. Los maestros tienen una señal, así como los
aprendices y los compañeros. Esta señal es el esfuerzo constante de su trabajo.
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La señal de aprendiz se refiere al dominio de la lengua o de la palabra. La señal del
compañero, al dominio de las pasiones o de los pensamientos, y la señal de maestro es el
esfuerzo para dominar los instintos.
Sin este dominio, no hay inmortalidad efectiva, simbolizada por la acacia, cuyas
flores y perfumes son siemprevivas.
15. LA FAJA. Al delantal, emblema del trabajo, el Maestro junta una faja, que tiene
una figura de eclíptica oblicua. Es la faja zodiacal con sus doce signos y constelaciones,
que marcan la trayectoria de los astros en nuestro sistema solar, en su camino aparente y
real.
Cada ser tiene su propio Zodíaco. En el corazón se encuentra el Sol Interno,
alrededor del cual giran todas las facultades.
Así, cuando el Iniciado adquiere la perfección espiritual, comienza, de hecho, a
desarrollar poderes de mayor amplitud, enviando su pensamiento, inhalación y exhalación a
los centros ocultos de su organismo.
La Segunda Venida de Cristo significa que el espíritu crístico debe resucitar la
Superconciencia en el hombre, para que él se convierta en Cristo (leer nuevamente “El
Cuaternario” en el Grado de Compañero). La música (esto es, el Verbo vocalizado con
armonía), la Astronomía y la Retórica, con su estudio obligatorio, ayudan al Compañero a
convertirse en Maestro.
16. LA PALABRA DE PASE. Hasta el momento no se ha dado una interpretación
definitiva de la palabra de Pase del Grado de Maestro. Esta palabra es el nombre del quinto
hijo de Jafet, hijo de Noé. Pero, si analizamos el nombre segundo en el libro La Magia del
Verbo. El Poder de las Letras, tendremos este significado: El Triunfo de la Materia por
el poder del Sacrificio.
17. EL TOQUE DEL MAESTRO. Este toque significa los cinco puntos de
perfección que acompañan a la comunicación de la palabra y son: Solidaridad, Progreso,
Reverencia, Aspiración y un ideal sublime.
18. LA PALABRA SAGRADA. Tampoco se ha podido descifrar el significado de
la Palabra Sagrada, que es “M-B-N”, pero, según el libro antes citado, significa: La Muerte
Iniciática de la Materia Engendra al Hijo, o, lo que equivale a “Aquel que muere para
las atracciones materiales, conviértese en Hijo Amado”.
19. LA PALABRA PERDIDA. La Palabra Perdida es la Palabra Vivificadora y el
Verbo Creador, que el hombre perdió desde el Pecado Original, esto es, desde el momento
en que comenzó a alimentarse con los frutos indicados por su mente objetiva.
20. El Maestro debe descender al Infierno o a la Tumba de Hiram, en busca de esta
Palabra Perdida.
21. Pues bien, la Palabra Perdida es aquella que solamente sale de la Boca de Dios
u Hombre Dios, que puede emitir aquella milagrosa Palabra, es aquel que venció al
vicio con la Virtud, el error con la Verdad, el Egoísmo con el Amor y el Sacrificio.
Una vez que ha llegado el Maestro a este grado de perfección, ya puede comenzar a
buscar con los nueve maestros aquella ¡Palabra Perdida que ocupó y ocupa la mente de
los sabios!
Terminada la interpretación del significado de la Leyenda Masónica, podemos
ocuparnos de la Exaltación al Magisterio, porque ahora podemos comprender su
significado.
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Capítulo II
LA EXALTACIÓN AL MAGISTERIO
22. Una vez comprendida la Leyenda del Grado de Maestro, la Iniciación del Grado
está aclarada.
La primera acogida al Compañero, en la Cámara de los Maestros, es muy brusca y
sospechosa; es introducido brutalmente, bajo la acusación de un crimen misterioso que
acaba de ser cometido y que él no puede comprender ni por su naturaleza, ni por su motivo.
Es sometido a un interrogatorio severo, porque todos sospechan de él. Ni la blancura de sus
manos ni la de su delantal sirven para atestiguar su inocencia. (Estas sospechas tienen razón
de ser, porque cada hombre puede ser el asesino de su propio Yo Superior).
Inmediatamente después le hacen pasar por encima del propio cadáver, pero, si sus pies no
vacilan, obtiene, entonces, la prueba de su inocencia.
A esta altura, él mismo se convierte en el protagonista de la tragedia y,
sucumbiendo bajo los golpes de los asesinos simbólicos, toma el mismo lugar del cadáver,
con el cual tiene que identificarse, como los antiguos iniciados en los Misterios de Osiris.
El mal triunfó sobre el bien, Caín mató a Abel; pero, tarde o temprano, el bien tiene
que prevalecer, renaciendo de nuevo, exaltando la Eterna Conciencia de lo Real.
Si la planta no muere, el grano de trigo no podrá germinar y, así mismo, nadie podrá
llegar al Magisterio, si no pasa, en vida, por la muerte de las tendencias, pasiones y deseos
bajos, que esclavizan al hombre
23. LA ACUSACIÓN. El Compañero es acusado de un crimen cometido y es
llevado ante el umbral de la Tercera Cámara. El crimen es desconocido para él.
Los demás maestros lo reciben como jueces inexorables de su conducta y de sus
intenciones. El delantal está sin mancha, según el examen hecho por todos; sus manos,
símbolos de sus obras, también están puras y limpias.
La ignorancia, el fanatismo y la ambición han debido desaparecer definitivamente
de sus pensamientos, palabras y obras, por el constante y abnegado trabajo de los grados
anteriores.
Después de este prolijo examen, es introducido en la Cámara de los Maestros.
24. LA RETROGRADACION. Toda la complicada ceremonia de retrogradación,
con sus viajes al revés, el despojo de su delantal y la realización de los tres primeros viajes,
simbolizando las pruebas del Fuego, del Agua y del Aire y todas las prácticas de
reconocimiento, simbolizan la Retrospección, que consiste en que el hombre agonizante
debe rememorar y ver todas las imágenes de toda la vida que acaba de pasar y que estaban
impresas en el cuerpo vital. Estas imágenes pasan ante el ojo del espíritu, en procesión lenta
y ordenada, pero en sentido inverso. Esto es, desde la muerte hasta el nacimiento. El
panorama de la vida pasada se imprime sobre el cuerpo de deseos, que es el vehículo que
debe sufrir el purgatorio, impuesto por el mismo hombre, que se juzga a sí mismo con toda
equidad y justicia; también este cuerpo astral o de deseos tiene que acompañarle hasta el
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primer cielo, donde es recogido todo el bien o mal que ha sembrado, de acuerdo con los
actos realizados en la vida terrestre.
Después de terminar todas las pruebas y la retrogradación es convidado a sentarse
de frente al Símbolo de la Muerte, que es la calavera.
25. DE FRENTE A LA CALAVERA. En la Cámara del Medio no existe luz alguna,
sólo la calavera, imagen de las sombras de ultratumba, proyecta una claridad que se dirige
sobre el macabro cuerpo del crimen, que ocupa el lugar del ara. Esta es la Cámara del
Medio, a la cual no se llega sino pasando por la muerte y enfrentando el Terror del
Umbral con sus fantasmas. Esta Cámara es el lugar secreto del corazón, donde debe aislarse
el Maestro antes de que le sean administradas las pruebas. Es el símbolo de la Muerte en
Vida, que debe sufrir el Iniciado, que desciende a su infierno, para despertar después. Así,
reconoce la Vida eterna e inmortal del Ser Individual, en la muerte aparente de la
personalidad.
Aquí está la Luz Interior, vista con el Ojo Interno o el Sexto Sentido. Esta luz viene
del centro de su propio cráneo, emblema del grado.
26. EL MISTERIO DE LA VIDA Y DE LA MUERTE. Las preguntas dirigidas al
Maestro se refieren a los problemas que tienen relación con la vida y la muerte. En los
misterios antiguos, todo recipiendario debía sufrir la muerte en vida, quedando tres días y
medio en un sarcófago, rodeado por los maestros, siendo después resucitado o, como dicen,
exaltado. Sólo de este modo y por medio de este misterio, puede el recipiendario descifrar
el misterio de la muerte y puede responder a estas preguntas, después de haber pasado por
la muerte y por la resurrección.
¿Qué es la Vida? ¿Qué es la Muerte?
Solamente el Iniciado de verdad puede responder a estas preguntas, porque él rasgó
el velo de la muerte, lo que ninguna escuela o religión puede enseñarle. La Vida es eterna y
se manifiesta de adentro para afuera. Manifiéstase con toda inteligencia, sobre el exterior y
el interior y expresa la Realidad Suprema, que construye incesantemente todas las formas
y substancias. Siendo así la muerte no existe, no es ella más que una manifestación de la
Vida Eterna, indestructible e inmortal. Conocida esta verdad, el hombre se libera del temor
de la muerte y así puede responder a la pregunta: ¿Para dónde vamos?, cuya respuesta es
la siguiente: Conquistar conscientemente la inmortalidad y sentirnos verdaderos
dioses.
27. EL YO Y EL NO YO. El hombre tiene que saber discernir entre el Yo y el No
Yo, Personalidad e Individualidad.
Personalidad - del latín, persona - significa máscara, parte exterior, o sea el No Yo,
que cubre o envuelve el verdadero Yo del Hombre Inmortal.
Esta cáscara o envoltura nace, muere y se regenera.
El Verdadero Yo, la individualidad es el verdadero ser o principio indivisible de la
Vida Universal. Es el Eterno en nosotros, permanente e inmortal, que persiste a través de
todas las mudanzas exteriores de la personalidad. Cuando muere el No Yo, con sus
ilusiones, renace la comprensión y la Conciencia Intima, como su Verdadera Realidad,
para formar el verdadero Maestro, que resuelve el Misterio de la Vida y de la Muerte.
28. ¿QUÉ DEBEMOS A LA VIDA? Como la vida es eterna, el Iniciado sabe que
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no tiene “derecho para matar” el vehículo de la vida. La VIDA ES UNA, como el cuerpo
humano. Si matamos una de las expresiones exteriores, nos matamos a nosotros mismos y
así seremos siempre Caín, que mata a su hermano Abel.
Para el Iniciado, no existe el derecho de matar. Para él, el delincuente es un
enfermo, a quien se debe curar. Sólo la ignorancia, el fanatismo y la ambición pueden
condenar y matar. Quien ama verdaderamente la Vida, ama a su prójimo como a sí mismo.
29. EL PODER SUPREMO. El Poder ingente es el Poder del Amor y el Amor
consiste en la capacidad de Dar sin esperar recompensa. Con el Dar se distingue el
verdadero Maestro.
La palabra del Aprendiz, dada al Segundo Vigilante, es Fe: la del Compañero es
Esperanza, dada al Primer Vigilante, en tanto que la Palabra al Maestro es Amor.
30. LOS VIAJES DEL MAESTRO. Siete viajes debe realizar el Maestro. El tercero
es misterioso, lo hace pasar sobre la Muerte y lo obliga a “vivir la Muerte” en sí mismo,
en vez de ser un simple testigo. El tercer viaje muestra cómo la mente tiene que practicar la
retrospección, para atravesar el Negro Tártaro de los Misterios.
Esta Marcha Misteriosa de los Maestros sigue de Occidente a Oriente, hasta llegar
al Santo de los Santos, en el Hombre y entrar en la Cámara del Medio, en el corazón,
donde se realiza la Unidad con el Íntimo.
Con la entrada al Santuario, el corazón queda completamente liberado de la
Ignorancia, del Fanatismo y de la Ambición, hijos del Pecado Original o de la Ilusión, y el
hombre deja de ser inocente para ser Superconsciente y Sabio. El tercer viaje tiene por
objeto vencer la Ignorancia, las pasiones del Fanatismo y los efectos de la Ambición y del
Egoísmo y así poder renacer en una nueva vida de regeneración.
31. LAS OBLIGACIONES. Ante el Ara, de rodillas, debe prometer y jurar cumplir
siete obligaciones:
1o. Guardar el secreto del simbolismo del Grado de Maestro.
2o. Obedecer las leyes de la Orden.
3o. Amar con todo el corazón a los demás y nunca tratar de comprometer, delatar o
perjudicar a un hermano.
4°. No atentar contra la honra de la familia; al contrario, debe socorrer a las viudas y
a los huérfanos de los hermanos.
5o. Ante el llamado de la señal de socorro, debe acudir prontamente.
6o. Esforzarse para superarse con el dominio sobre sí mismo y trabajar por el bien
de la Orden y magisterio efectivo del Arte.
7°. Ser adepto fiel, para siempre, trabajando por el progreso de la Orden y por su
engrandecimiento y dignidad. Y, si faltare a su juramento, someterse a las penalidades
correspondientes.
Aquí termina el capítulo de la Exaltación al Magisterio. Antes de seguir adelante, en
la Interpretación Filosófica del Tercer Grado de Maestro, debemos hablar algo sobre las
cuatro pruebas: de la Tierra, del Aire, del Agua y del Fuego, que sufren todos los Iniciados,
y sobre los Elementales que presiden estas pruebas, para completar la enseñanza del
Recipiendario.
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Capítulo III
LOS ELEMENTALES
32. La Naturaleza es como el hombre y tiene dos aspectos: externo e interno, cuerpo
y alma. La Naturaleza o el cuerpo es la parte o reflejo visible de lo interno invisible.
En nuestro cuerpo, como en la Naturaleza, existen ciertos elementales o
mentalidades llamadas espíritus del fuego, del agua, del aire y de la tierra. Estos son los
dioses del primer versículo del Génesis, que formaron el Cielo y la Tierra y la contraparte
más sutil de la Naturaleza inferior y densa. Ellos poseen muchas enseñanzas que darán al
aspirante, aumentando su percepción y sensibilidad.
33. En las rodillas del hombre existe un centro que tiembla y hace temblar las
piernas, por miedo. Debe fortalecerse este centro con el vigor elemental, para poder entrar
en la contraparte sutil de la naturaleza y debe limpiarse y purificarse, para dejar de ser
repulsivo a los Principios Elementales.
Con el ejercicio y el valor heroico se nos abren las puertas de la Naturaleza Interna
y nos encontramos con los elementales y los elementarlos.
En esta atmósfera no se puede pedir nada de malo a la Naturaleza. Ya no existen
dimensiones. Se contempla el número y no el fenómeno. Se concibe la causa y no el efecto
y se puede pasar de un estado denso a otro sutil.
34. Cuando se viaja conscientemente, sin el cuerpo, se llega a alcanzar la conciencia
de la Madre Naturaleza y el hombre vuelve a gobernar los elementales. En este estado, ya
se pueden aprender muchas fórmulas de los elementales y de la Magia Elemental, con las
cuales se puede manipular la substancia mental, provocando ilusiones que el mundo
consideraría que son milagros. Engañar la visión es uno de ellos.
Estos seres elementales son los ángeles de todas las religiones y son ellos los que se
encargan de propagar la bella obra del hombre y el pensamiento virtuoso, para que lleguen
a toda gente y sea conocido por todos.
35. Todos los verdaderos artistas son amigos de los elementales; sin embargo,
santos y pecadores han logrado entrar en el mundo elemental. Los ignorantes buscarán
instrucciones que los capaciten también para dominar los elementos inferiores.
Los profetas profetizan desde este mundo o esfera.
Los seres impersonales penetran fácilmente en estos dominios, porque la naturaleza
retrocede ante los seres egoístas. Se debe imitar a la Madre Naturaleza, con altruismo, para
recibir todas sus riquezas.
36. Todo gobernante debe aliarse con la Naturaleza, para seguir dominándose y
gobernando. Muchos quieren riqueza primero, para dedicarse, más tarde, al estudio, cosa
que se tornará imposible. Todo exceso de poses elimina la pureza y gracia de la vida,
acumula pasiones y deseos que esclavizan el cerebro del hombre y lo aparta de su soberanía
en la parte superior de la naturaleza.
37. También los elementales repudian a los crueles y, en general, a los que buscan la
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destrucción de la vida. Los matadores de animales reciben ciertas descargas atómicas que
les impiden el desarrollo mental.
Los elementales conocen al hombre por su luz y, si existe abundante, ellos le
obedecen con alegría y lo protegen; estos son los magos natos. También hay magos de
naturaleza inferior, amparados por los elementales inferiores, malignos, que provocan
apetitos anormales en las mentes humanas. Las razas reciben sus ciencias y sus artes de sus
elementales.
El elemental puede presentarse con la vestidura que desee e imitar al ser que le
agrada. Puede dar enseñanzas vedadas a los átomos inferiores, a los hombres que merecen
la entrada en sus mundos.
38. Con la ayuda de estos seres, se puede ver la función interna del órgano físico y
cómo la mente funciona en oposición al deseo. Protegen a los hombres, del mal ajeno. En
varias ocasiones hemos presenciado seres que describen una enfermedad interna del
paciente, sin tocarle y, otras veces, a distancia, a través de algún objeto que le pertenezca.
Dentro del cuerpo físico existen departamentos donde los elementales enseñan al
aspirante su manera de formar los objetos, manipulando las substancias mentales, para
convertirlas en formas de inefable belleza, en todos los reinos de la Naturaleza, desde el
mineral, hasta el ángel.
Gnomos
39. “Los gnomos son inteligencias del reino mineral; se comunican con los hombres
que gustan de la mecánica y de la ingeniería, porque ellos son los mejores ingenieros de la
Naturaleza. Muchas veces modelan la roca en la que viven, con una forma artística que
sorprende a la mente humana. Son los inspiradores de los hombres de industrias y
fabricantes de armas e instrumentos de destrucción.
Pero existen gnomos de origen superior, que obedecen al mago y le comunican su
propia sabiduría. Ellos saben, de memoria, todos los libros sagrados, por haber oído su
lectura muchas veces y tienen una fuerte tendencia religiosa. Entre ellos, existen beatos e
hipócritas que influyen en los beatos. Tienen buena memoria y, como viven muchos siglos,
pueden dictar al aspirante una historia fidedigna y recordarle muchos pasajes y secretos
olvidados.
40. El propio Rey Elemental que está dentro del cuerpo dirige estas inteligencias,
que le son muy obedientes. Ellos construyen las formas por corto espacio de tiempo, luego
las destruyen y tornan a reconstruirlas nuevamente.
Ellos ejecutan con perfección todos los ceremoniales de las religiones y escuelas, en
especial, el ceremonial de la masonería. El hombre, en sus átomos internos tiene una
naturaleza gnómica y puede ponerse en contacto con esos seres, que registran la historia de
su pasado. Estos átomos son los componentes de los minerales del cuerpo humano”.
Elementales del Agua (ondinas)
41. “En el vapor esotérico de nuestro mundo interno, viven los elementales del
agua, intensificando sus trabajos durante la luna llena. El Rey Elemental del agua posee la
remotísima sabiduría, simbolizada por la Esfinge, que describe la naturaleza del hombre,
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cuando penetró y peregrinó a través de la densidad de la materia. El elemental del agua
manipula la substancia mental y adquiere la forma que desea asumir.
Los elementales del agua son muy cariñosos y piden amor, belleza y paz y, de esta
manera, servirán al hombre: con amor. A veces se presentan en forma de bellísimas
mujeres, con largos y brillantes cabellos. Adquieren densidad en la misma atmósfera del
hombre. Ellos tienen control sobre los colores y los diseños.
42. Los elementales inferiores del agua se convierten en seres como vampiros y
pueden materializarse para ser vistos por los sensitivos, siendo muy peligrosos e impuros;
moran en los burdeles y prostíbulos y se aparecen, durante el sueño, a sus disolutas
víctimas. Estos elementales fueron creados por los pensamientos y pasiones bajas de todos
los hombres y se convirtieron en sus propios demonios.
Los reyes de los elementales superiores son muy categóricos en sus juicios y
sentencias. Su presencia está siempre acompañada del símbolo del tridente y de un olor
fosforescente. Son pelirrojos.
Para poder hablar con ellos es necesario emplear el idioma de los símbolos y saber
usarlos. Ellos nos legaron estos símbolos para que aprendamos sus enseñanzas en las
escuelas internas de instrucción, dentro de nosotros mismos. En estas escuelas sólo entran
iniciados y aspirantes de méritos, que buscan la superación y el servicio.
Todos los elementales son mortales; asociándose íntimamente con el hombre, este
tiene el poder y el privilegio de darles parte de la substancia divina del YO SOY y
convertirlos en inmortales...”
Elementales del Aire (Silfos)
43. “Los silfos o elementales del aire trabajaron mucho en la evolución del hombre.
En su atmósfera encontramos la herencia de nuestra mente. En la contraparte superior se
encuentran seres más inteligentes y dignos, que guardan nuestras creaciones artísticas y
literarias de tiempos idos, para devolvérnoslas cuando necesitemos de ellas.
Silfos y sílfides superiores son eruditos y de una memoria prodigiosa. Ellos retienen
todas las historias y enseñanzas escritas por los sabios del mundo. Enseñan al Iniciado, no
sólo lo que dijo un maestro o filósofo, sino también lo que él no dijo. En cierta ocasión
oímos a un silfo repetir las palabras de Jesús: “Muchas cosas tengo que revelaros, pero, mi
hora no llegó todavía...”. Luego comenzó a interpretar lo que dijo el Nazareno, para
terminar diciendo: “Las verdaderas doctrinas de Jesús, hasta este momento, no llegaron a
los hombres; pero los silfos y las sílfides las comunicarán a los que sean dignos de
recibirlas”.
44. Muchos de los elementales del aire se prestan para ser guías de los que mueren
repentinamente, para protegerlos de las alucinaciones del más allá. La irradiación del silfo
eleva el pensamiento, desarrolla la vista interna, dicta los rituales de la Naturaleza y
capacita la lectura y el saber de los libros perdidos de la antigüedad. Los silfos respetan los
átomos solares. Los átomos lunares son venerados por los elementales del agua.
Los silfos enseñan al hombre “a hacer justamente, sin necesidad de pensar” y a
afrontar el peligro sin necesidad de pensar, hasta después que este haya pasado.
Ellos retienen todo lo que fue dicho por los profetas y poseen los secretos de todas
las escuelas y fraternidades ocultas.
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45. Cada hombre refleja el tipo de silfo y sílfide acorde consigo. El silfo lee el
pensamiento y puede hacer volver a la mente o memoria lo que acaso quedó olvidado. Las
sílfides son muy hermosas; el ser que las vio una vez, no las olvida jamás y su sonrisa
fascinante cautiva y esclaviza al hombre por toda su vida.
El mundo inferior de estos elementales es la hechicería y necromancia. Los silfos
inferiores penetran en los médium y seres sensitivos, representan cualquier personaje
histórico, imitando su voz, su caligrafía, su fisonomía y, a veces, hasta hablan su propio
idioma. A la larga, producen perturbaciones mentales en sus víctimas, destruyendo la
fluidez del cuerpo astral.
46. Antiguamente, los seres sensitivos eran educados de manera conveniente, para
que los dioses hablaran por su intermedio. En la actualidad, nadie se ocupa de cuidar de
ellos, pero se los presta a cualquier entidad, en su estado mediúmnico.
El sensitivo es el que debe responder solamente a las vibraciones más elevadas, para
defender, a los puros de corazón, de las mentalidades negras.
También el estado hipnótico tiene mucha similitud con la mediumnidad. Cuando el
hipnotizador dedica su ciencia a demostraciones teatrales o a indagar sobre vidas ajenas,
será castigado por las violadas leyes de la Naturaleza y los silfos exigirán que se cumpla la
justicia.
A menudo existen seres sensitivos ignorantes, pero capaces de grandes
realizaciones, que se ven brutalizados por el ignorante, quien provoca en ellos la
mediumnidad inferior. Mucho se nos ha preguntado cómo podemos distinguir entre un
médium y otro, a lo que respondemos: toda entidad que tortura a su presa, haciéndole decir
sandeces e insultos, es nefasta y baja, debiendo ser excluida, de manera definitiva,
conjuntamente con el médium. El médium y los operadores puros no pueden atraer a
entidades inferiores, por este motivo, podemos asegurar que, en mil sesiones espiritistas,
una o dos reúnen las condiciones exigidas para el caso.
47. Los silfos inferiores se manifiestan, en la mayoría de las veces, como si fuesen
seres queridos: padre, madre, hermano o un santo; luego principian a dictar discursos y
consejos de moral, imitando o representando, con mucho poder de falsificación, la voz, el
estilo y el modo de escribir. Muchas personas nos dicen: “Sólo yo poseía el secreto con el
muerto y el médium lo reveló”. A estos amigos les diremos: los altos silfos leen los anales
de la Naturaleza, en todo lo que dice respecto a quien pregunta y al ser que abandonó el
cuerpo físico. Basta que una persona piense en un ser del más allá, para que estos
elementales formen un puente de comunicación entre los dos, y se enteren de todos los
secretos de sus archivos. Porque estos seres viven en nosotros mismos, conocen nuestros
secretos y los de aquellos que están en contacto con nosotros.
48. Los silfos pueden impregnar, con su atmósfera, cualquier imagen u objeto que
fue adorado o reverenciado por mentes devotas. Y lo magnetizan para que resplandezca y
parezca mayor de lo que es en realidad, haciendo que los ojos de una imagen se abran, se
cierren, lloren o que se mueva la cabeza de un lado a otro, fenómenos estos vistos por seres
sensitivos y considerados milagrosos”.
Elementales del Fuego
49. “El Reino del Fuego es maravilloso. Es el mundo de la iluminación espiritual y
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del bienestar de las naciones. El fuego es el elemento que trae la armonía al mundo;
entendiéndose que estamos hablando de su aspecto superior.
Los elementales del fuego ponen al aspirante frente a sí mismo o ante su Terror del
Umbral. Solamente el mago puede saber lo que existe más allá de las esferas de las llamas.
Los seres del fuego tienen conciencia superior a la de los hombres. Ellos hablan por
la boca de los profetas; guían a las naciones hacia el bienestar y fueron adorados en la
antigüedad. Ellos guiaron a Juana de Arco para salvar su nación en momentos de peligro.
Son los “Hijos de la Llama” de los místicos.
50. Cuando se evoca el elemento fuego, dentro del propio cuerpo se crea una llama
para consumir todos los átomos y elementales inferiores. El despertar del fuego es la meta
de todo Iniciado.
Al penetrar en esta atmósfera, se siente la aproximación del Reino de Dios o del
Íntimo. La fuerza mental y corporal son las primeras llaves de este reino.
Las esferas de fuego están divididas en continentes y países: tienen reyes o reinas
que las gobiernan y cada departamento tiene su guía protector; ni más ni menos de lo que
sucede en nuestro mundo. Muchas veces, la oración y la aspiración del discípulo son
atendidas con el aparecimiento de uno de estos seres.
51. Dondequiera que se encienda un fuego, correrán hasta él, con rapidez, los
elementales inferiores. La persona dominada por estos elementales gusta de la destrucción
por medio del fuego.
Los elementales superiores del fuego no producen calor, como generalmente se
cree, porque son la contraparte del fuego inferior. Estos seres son los verdaderos maestros.
52. El elemento fuego depura el cuerpo mental de todos los átomos inferiores,
entonces el discípulo comenzará a aspirar átomos y fuerzas solares, para el renacimiento
espiritual. Abandona sus resabios raciales y la religión externa para entregarse a la Interna.
La meta de todo estudiante es evocar la Llama, después de haberse depurado de
todo deseo inferior.
La norma para atraer átomos o ángeles solares para el cuerpo, es aspirar por la fosa
nasal derecha y tener perfecto dominio sobre el sexo.
Los átomos solares curarán las enfermedades y eliminarán todos los átomos
destructivos, confiriendo poder y energía al hombre, dándole la nueva energía
rejuvenecedora.
Los elementales del fuego no tienen nada que sea peligroso, mientras que los del
fuego son solares. Los primeros son femeninos y alimentan cuerpos inferiores; los
segundos, los del fuego, son de corriente masculina, positiva.
Los elementales del aire y del agua son corrientes terrestres y dañinos; sólo son
peligrosos si fuesen utilizados para fines personales o egoístas.
53. Para desarrollar esta energía solar, tenemos que inhalar átomos iguales.
Enseguida, despiertan los elementales del fuego, que están en el sistema seminal. Es
necesario aspirar este elemento del fuego interno y encenderlo, porque tiene la llave de la
substancia universal y en ella están escritas todas las vidas pasadas.
Existen ciertos átomos dentro del cuerpo que, al principio, no responden y quedan
desordenados y de allí viene la resistencia que se conoce como tentación y sus excitaciones
fuertes. No obstante, con la persistencia, comenzará la energía a elevarse en espiral, desde
la base y nos despertará al son de su nota clave.
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Esta energía comienza en la base de la espina dorsal y se eleva por la médula
espinal, tratando de salir por lo alto de la cabeza. La energía está encerrada en una especie
de saco y, de no ser evocada, pasará a los órganos de generación. Si permanece allí, el
hombre se convierte en un ser diabólico, en mero instrumento del enemigo interno, en sus
nefastas operaciones. Sin embargo, si aspiramos a elevarla, para que controle nuestros
centros nerviosos y el Sol Interno, entonces recibiremos enseñanzas de la grande y Sabia
Inteligencia del Sistema Solar.
Para lograr esto, es necesario ser valiente y fuerte.
54. Cuando, por medio de la aspiración, inhalación y concentración, se consigue
unir en el sacro las dos corrientes, solar y lunar, se despierta la Serpiente de Fuego, que
comienza a agitarse en su cámara. El ángel o átomo guardián agita, entonces, la energía
seminal y la serpiente comienza a buscar su alimento, que es una especie de electricidad
estática, que se encuentra en el sistema nervioso y es la contraparte superior de la energía
seminal. La serpiente penetra por la puerta que conduce a la región seminal, donde muda su
voltaje y sube por la abertura de la espina dorsal; por allí seguirá ascendiendo, vivificando,
desarrollando los centros, los cuales se encuentran a lo largo del sistema nervioso.
55. Más, en este estado, es necesario tener mucha precaución, para certificarse de
que la energía ascendida sea de naturaleza superior porque, de lo contrario, el hombre labra
su propia desgracia.
Los dos polos de la energía deben ser unidos al eje de la espina dorsal, lo que
producirá una tercera corriente, que regulará la respiración de las fosas nasales. Esta
energía forma el cuerpo mental y, gracias a ella, nace el Maestro Interno Libertador. Ella se
asemeja a una espada flamígera que relampaguea en el centro umbilical. Es ella la que abre
todos nuestros centros magnéticos y nos concede la gran Inteligencia y el Poder, perdidos
desde eras remotas.
Este don del Íntimo, o Yo Soy, nos libera del enemigo secreto y nos confiere alta
iniciación.
56. Los egipcios fueron clarividentes: vieron los átomos solares y los hallaron
parecidos con el escarabajo; por esto, sus sacerdotes tomaron por símbolo este insecto,
aunque el átomo solar sea algo más redondo.
El átomo solar se compone de dos energías opuestas: positiva y negativa, con una
pared que los separa. De su forma surgen dos antenas cruzadas, las cuales sostienen el
átomo hijo, diminuto, del cual vienen a ser los padres. De esas dos antenas brotan corrientes
de energía. A esto se le da el nombre de Caduceo de Mercurio. El átomo diminuto contiene
todos los elementos del fuego y extrae su naturaleza ígnea de los distintos planetas. Este
átomo diminuto posee la sabiduría y el estado del Íntimo, que está más allá del bien y del
mal. Esta es la meta de todo ser y la felicidad buscada por todos.
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Capítulo IV
FILOSOFÍA INICIATICA DEL MAESTRO
57. La edad del Maestro es de siete años y más. Muchos preguntan: ¿Qué significa
este número de años y qué representa? Hemos explicado antes el significado y aquí
nuevamente repetimos, para mejor comprensión del Iniciado y del profano.
El cuerpo humano renueva su estructura cada siete años; de manera de que las
células, moléculas y átomos que tenemos ahora, después de siete años no quedará vestigio
alguno, porque se hallarán transformados completamente en otros distintos y diferentes.
Así, tal como sucede con el cuerpo físico, acontece también en los demás cuerpos,
vital, astral, mental, etc. Para regenerarse y convertirse en superhombre, el hombre debe
practicar también durante siete años consecutivos, a fin de eliminar de sus cuerpos internos
todos los átomos negativos y densos, transformándolos en sutiles y positivos. Por ese
motivo, el Maestro Masón debe entregarse a las prácticas espirituales para llegar al
verdadero magisterio. Debe estudiar y practicar los Misterios del Siete, del Ocho y del
Nueve, haciendo de ellos sangre de su sangre, carne de su carne.
En manos del Maestro Masón colocamos el material para llegar a la realización de
sus deseos y anhelos. Este material comienza con el Septenario y la Unidad.
El Septenario y la Unidad
58. El Septenario es el número más sagrado, porque contiene la Trinidad y el
Cuaternario y porque representa el poder divino en toda su plenitud. En el Septenario
encontramos el Yo Soy actuando y ayudado por todos los elementos.
Cuando el Iniciado llega a desarrollar sus siete centros magnéticos y a actuar en los
siete mundos, el Querubín le entrega la espada flamígera para que abra la puerta del Edén,
como lo vimos en otra parte, y obtendrá el signo de la victoria mencionado en el
Apocalipsis de San Juan.
59. La edad del Maestro, en la Masonería, es de siete años, lo que equivale al
desarrollo de los siete centros magnéticos, llamados las siete iglesias regidas por los siete
ángeles del Señor.
Ese número nace del seis, por la unidad central de los dos triángulos entrelazados,
conocidos como Signo de Salomón o Estrella Macrocósmica.
60. En la cabala, el número siete está representado por el carro de Triunfo, porque el
Iniciado, que ocupa el centro de los elementos, está armado de espada en una mano y tiene,
en la otra, un cetro cuya punta termina en un triángulo y una bola, signos de poder y
dominio.
Con el siete, el Iniciado domina las dos fuerzas del alma del mundo, se afirma en su
trinidad, reina sobre los cuatro elementos, se corona con el Pentagrama, se equilibra con los
dos triángulos, el número seis y, por último, hace la función de Dios Creador con el número
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siete.
61. El número siete entra en todas las circunstancias de la vida, rige el desarrollo del
hombre y los acontecimientos del mundo, material y moralmente.
1o La mujer tiene, cada mes, un período de 14 días (el doble de siete), en que puede
ser fecundada y otro, estéril.
2o Hasta siete horas después de nacido, no se sabe si el nuevo ser es apto para la
vida.
3o A los 14 días (dos veces siete) los ojos de la criatura recién pueden seguir la luz.
4° A los 21 días (tres veces siete) vuelve la cabeza, impelida por la curiosidad.
5° A los siete meses le salen los primeros dientes.
6° A los 14 meses (dos veces siete), anda.
7° A los 21 meses (tres veces siete), expresa su pensamiento por medio de la voz y
del gesto.
8° A los siete años aparecen los segundos dientes.
9° A los 14 años se despierta en él la energía sexual.
10° A los 21 años concluye la pubertad y está físicamente formado.
11° A los 28 años (cuatro veces siete) cesa el desarrollo físico y comienza el
espiritual.
12° A los 35 años (cinco veces siete) llega al máximo de la fuerza y la actividad.
13° A los 42 años (seis veces siete) llega al máximo de la aspiración ambiciosa.
14° A los 49 años (siete veces siete) llega al máximo de la discreción y comienza la
decadencia física.
15° A los 56 años (ocho veces siete) alcanza la plenitud del intelecto.
16° A los 63 años (nueve veces siete) prevalece la espiritualidad sobre la materia.
17° A los 70 años (diez veces siete) se inicia la inversión mental y sexual, y el
hombre comienza a volverse, como se dice vulgarmente, una criatura.
Se pueden juntar muchas concordancias más, que explican la afinidad que parece
haber con el número 7; por ejemplo, las enfermedades epidémicas, que están regidas por
ese número - sarampión, viruela, varicela, etc. -, exigen 7 ó 14 días para su cura; la tifoidea,
21 días, y muchas más, pero consideramos suficientes las indicadas.
62. El objetivo de la Iniciación Interna es el desarrollo de los siete centros
magnéticos, llamados también siete iglesias o siete ángeles. Por medio de la aspiración,
exhalación y concentración, el Iniciado puede producir el hueco en la columna vertebral,
para que la energía creadora vaya sacando los siete sellos de la Revelación de San Juan,
hasta que su cuerpo llegue a convertirse en la Ciudad Santa que “descendió del Cielo”.
63. Los siete planetas frente al Sol se colocaron a distancias diversas, según la
rapidez de sus vibraciones.
Cada uno de los siete planetas recibe la luz del Sol en diferente medida, de acuerdo
con su proximidad a la órbita central y a la constitución de su atmósfera y los seres de cada
uno. En armonía con el estado de su desarrollo, tiene afinidad con uno u otro de los rayos
solares. Los planetas llamados Siete Espíritus ante el Trono, absorben el color o los
colores, dan un sonido en congruencia con ellos y reflejan el resto sobre los demás planetas.
Esos rayos reflejados llevan consigo impulsos de la naturaleza del ser con el cual estuvieron
en contacto.
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64. Como es arriba, así es abajo; por lo tanto, el Yo Soy, el Dios Intimo e Invisible,
envuelve dentro de su Ser todo lo que es, como la luz blanca del Sol envuelve todos los
colores. Se manifiesta en forma de trinidad, como la luz blanca se retrata en los tres colores
primarios: azul, amarillo y rojo; Padre, Hijo y Espíritu Santo; Vida, Conciencia y Forma,
sobre cada uno de los siete centros magnéticos del hombre, que son los “Siete Ángeles
delante del Trono del Intimo”. Esos también tienen color y son como los de arriba.
65. Así como cada planeta puede absorber del Sol solamente determinada porción
de uno o más colores, en armonía con el estado general de la evolución en él, así también
cada centro magnético recibe y absorbe del Sol Espiritual, del Intimo, cierta cantidad de los
diferentes rayos proyectados. Estos producen iluminación espiritual según el grado de
desarrollo del mismo centro, que da al hombre la conciencia y el desarrollo moral, así como
los rayos de la luna dan crecimiento físico.
66. Cada centro magnético del hombre vibra en color y sonido como vibra un
planeta en el firmamento; esa vibración da al ser humano la energía necesaria para que la
evolución pueda proseguir.
Cada centro, al igual que un planeta, absorbe unos cuantos colores y refleja otros
para los demás; cada color indica un poder o virtud. La debilidad de un color, en un centro,
representa el predominio de su contrario y por tanto, un vicio.
67. Desarrollar un centro y avivar su color propio para corresponder al llamado del
Íntimo. Pero, antes de entrar en pormenores, debemos explicar los valores de los siete
colores del arco iris.
Rojo: Indica pensamiento potente, sentimientos apasionados y virilidad física. La
debilidad de este color se representa por el color violeta.
Anaranjado: Muestra gozo, sentimiento alegre y salud robusta. La debilidad de ese
color indica predominio de azul celeste.
Amarillo: Delata lógica, intuición, anhelo de saber, sabiduría, sensibilidad. Su
debilidad señala el predominio del añil.
Verde: Indica optimismo, confianza y sistema nervioso equilibrado. En su
debilidad, se manifiesta como anaranjado.
Índigo (añil): Indica pensamientos concentrados, tranquilidad. En la debilidad de
ese color predomina el amarillo.
Violeta: Denota misticismo, devoción, buena digestión y asimilación. En su
debilidad, se acentúa el rojo.
Quede claro que, siendo débil un centro de color, en él ha de prevalecer su
contrario, el cual, en sí mismo, es muy necesario, pero lo es en otro lugar y no en el centro
debilitado.
68. Todo en el universo tiene relación entre sí y no nos cansaremos de repetir la
frase hermética: “Como es arriba, así es abajo y, como es abajo, así es arriba”. Antes de que
emprendamos el estudio del desarrollo de los centros del cuerpo humano, el arrancar los
sellos, que es la iniciación apocalíptica, debemos conocer la relación entre las Iglesias del
Hombre, sus siete ángeles, con los planetas, colores, sonidos, virtudes, vicios, etc.
69. Tomando como centro el Sol, el astro que verdaderamente en él se halla y según
nuestra observación de la Tierra, tenemos:
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7 cuerpos celestes próximos:
Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno.
7 días de la semana:
Lunes, Martes, Miércoles, Domingo, Jueves, Viernes, Sábado.
7 ángeles superiores de los planetas:
Gabriel, Rafael, Asrael, Michael, Samael, Zadkiel, Zafkiel.
7 espíritus inferiores de los planetas:
Gabriel, Rafael, Anael, Michael, Samael, Tachel, Casiel.
7 virtudes:
Prudencia, Templanza, Fortaleza, Justicia, Fe, Esperanza y Caridad.
7 metales:
Plata, Mercurio, Cobre, Oro, Hierro, Estaño, Plomo.
7 vicios:
Avaricia, Envidia, Lujuria, Vanidad, Violencia, Gula, Egoísmo.
7 colores:
Verde, Amarillo, Violeta, Anaranjado, Rojo, Azul, índigo.
7 notas musicales:
Fa, Mi, La, Re, Do, Sol, Si.
7 Iglesias del Apocalipsis:
Efeso, Pérgamo, Filadelfia, Tiatira, Esmirna, Sardo, Laodicea.
7 centros magnéticos, estrellas o flores:
Fundamental, Umbilical, Frontal, Cardíaco, Esplénico, Laríngeo, Coronario.
7 sacramentos:
Bautismo, Confirmación, Matrimonio, Sacerdocio, Penitencia, Eucaristía,
Extremaunción.
7 perfumes:
Ámbar, Benjuí, Almizcle, Laurel, Ajenjo, Azafrán, Mirra.
Como ya hemos dicho, se podrían enumerar muchos Septenarios más.
70. Todos esos Septenarios son emblemas de las virtudes y de las cualidades
espirituales del alma, cuyo desarrollo tiene siete grados correspondientes a los siete
planetas y a los siete centros magnéticos del cuerpo humano, que indican el progreso desde
la materia hasta el mundo divino.
71. La inhalación, la exhalación y la concentración son condiciones del alma y de la
conciencia; se manifiestan como ángeles que suben y bajan por la escala de Jacob, de la
casa de Dios (tierra) a la puerta del cielo. Con la pureza de la inhalación y concentración,
puede el aspirante abrir el canal de la columna vertebral, convirtiéndose en Iniciado y
encontrando la escala de siete gradas, que significa el símbolo de los metales inferiores que
deben ser transmutados en oro espiritual puro. Los metales son: plomo, cobre, hierro,
estaño, mercurio, plata y oro. Se transforman con las siete virtudes: Prudencia, Templanza,
Fortaleza, Justicia, Fe, Esperanza y Caridad.
72. San Juan dijo en su Apocalipsis en su mensaje a las Siete Iglesias que están en
Asia: “Que la Gracia esté contigo y la paz de Aquel que es y era y ha de venir, y de los siete
Espíritus que están delante de su trono”.
Eso significa que del corazón, morada del Cristo, el Yo Soy envía sus emanaciones
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enérgicas y divinas a los siete centros de la columna vertebral, que deben obedecer su
voluntad y que, por otro lado, son expresión de los siete planetas y de las inteligencias
espirituales que los animan.
El cuerpo del hombre es el verdadero libro del que habla San Juan, aunque no tenga
hojas de papel ni líneas escritas con tinta. Dentro de ese libro humano están escritas las
cosas presentes, pasadas y futuras. El libro de los Siete Sellos es el cuerpo humano y es el
Iniciado quien debe abrirlo en la columna vertebral.
73. La apertura sucesiva de los sellos se efectúa por medio de la Energía Creadora
que, presionando desde el sacro para arriba, forma un túnel o canal en la columna vertebral
de nuestro templo individual, que posee las puertas del mundo desde el físico hasta el
Divino.
Las cinco primeras puertas corresponden, respectivamente, a los cinco Tattvas o
vibraciones del Alma del Mundo, siendo centros de los mismos en su expresión individual
orgánica. Con el dominio interior de esos centros, el Iniciado adquiere poder exterior sobre
los elementos y llega a manejar, a voluntad, todos los poderes. Los dos superiores están
relacionados con los mundos espiritual y divino.
74. Cuando comienza la Energía Creadora a primar en el hombre, irradia varios
rayos que descargan en su organismo; cada uno de esos rayos es un atributo del Yo Soy.
Cuando presiona el primer sello o centro, el primero alcanzado es el sistema
simpático, que nos da la determinación de realizar lo que pensamos, en el mundo objetivo.
En nuestra conciencia íntima tenemos dos fuerzas que elevan y destruyen el
pensamiento. El Yo Soy nos envía las corrientes de energía en forma de color, sonido y luz,
al paso que el demonio interno trata de llenar esas corrientes de confusión, desarmonía y
humo.
75. El Iniciado, muchas veces, se llena de energía excepcional y no percibe la fuente
de sus inspiraciones; esa energía inspiradora la debe al primer Rayo del Íntimo, que forma
el Alma de la Naturaleza.
De esta manera, el Iniciado acumula, con la castidad, la energía en el centro
fundamental, que arranca su sello y logra, por ese motivo, el poder de la voluntad del Alma
del Mundo; entonces, puede ver las cosas antes de su manifestación en el mundo físico.
El vapor que emana del semen es lo que descubre los sellos apocalípticos y da al
hombre el poder de realización; pero, si ese vapor se dirige para la tierra, encadenará al
hombre a la naturaleza infernal o inferior.
76. Esa energía ascendente infunde en el hombre los ideales del Alma del Mundo y
en él abre los canales de la Divinidad, limpiando su mundo interno de los átomos creadores
de la ilusión, que moran en los sentidos; sólo así podrá conocer Yo Soy.
La Iniciación interna dota al verdadero Iniciado, cuando abre el primer sello, de un
cerebro poderoso y sensible para captar las enseñanzas escritas en el sistema simpático;
entonces, ya puede constituir su pasado y recibir la actividad del Yo Soy para salvar sus
átomos y los demás.
Esa energía otorga salud y bienestar, porque limpia el cuerpo de los residuos de la
naturaleza muerta, que tratan de penetrar en el canal del semen y evaporar el contenido,
para el exterior, en nubes de depresión y malestar.
77. Cuando llega el hombre a santificar y venerar los átomos sexuales, construye el
trono del Íntimo en su sistema nervioso de la médula espinal y entra a sentir veneración a
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toda persona que posee esos átomos que hacen, del hombre, un santo. El joven que
locamente dilapida su energía, podrá ser padre algún día, pero nunca será respetado ni por
sus hijos ni por su mujer. El casto que comprende esos misterios, absorbe la consciencia del
Alma del Mundo y se torna simple, poderoso y amado por todo ser.
78. Cuando esa energía asciende por los centros del hombre, tales centros se
convierten en libros abiertos; en unos, está escrito el pasado; en otros, el presente y, en
otros, el futuro; en aquellos el saber y en estos, el poder, porque cada centro posee siete
puertas y, de cada una, recibe un atributo del Yo Soy. Estaremos, entonces, llenos de vida y
vigor y seremos los haces de la Divinidad que iluminan a los hombres. Cuando el hombre
llegue a esas etapas, podrá pensar por sí mismo y ya no seguirá los pensamientos y
costumbres de los demás.
Cuando una Energía creadora asciende por el canal espinal a nuestros centros, estos
quedan bajo nuestro dominio.
79. En el semen se encuentran los ángeles de la luz y los de las tinieblas, al mismo
tiempo. La Energía Creadora luminosa posee la alta Sabiduría Divina, al paso que la
tenebrosa tiene la más nociva sabiduría que haya creado la mente humana. El objetivo de la
Iniciación es rasgar las tinieblas internas por la aspiración a la luz, la respiración solar y la
concentración poderosa.
Cuando esa Energía invade la sangre, forma un aura pura en torno del cuerpo, que lo
defiende de toda invasión externa. Entonces, la entidad angélica residente en el semen
forma el canal o túnel para que la energía invada cada centro y libere sus poderes latentes.
Cuando pasa de un centro a otro, nos une en el séptimo con la Consciencia del Íntimo y
seremos Grandes Iniciados.
80. Ya se ha dicho que el demonio o bestia interna trata de empujar la mente hacia
el inferior; por eso, debe vencerse la oposición de la bestia y poner una barrera entre el
pensamiento y los átomos pegadizos y malignos. Sólo así podremos aplicar la
concentración a la Energía seminal y hacerla subir para la Consciencia del Yo Soy.
En el centro fundamental se encuentra el Ángel de la Estrella, que atrae los
pensamientos de pureza y allí los registra; después trata de abrir el canal de la espina dorsal
y es él quien resguarda al hombre del demonio que está en el interior.
81. Las glándulas sexuales tienen secreciones que son tónicos por excelencia del
sistema nervioso y muscular; favorecen el vigor físico, dan energía al carácter y penetración
a la inteligencia. El valor y la tenacidad, el atrevimiento y el espíritu de iniciativa no
pueden subsistir si no los mueve el vapor energético del semen. Ese vapor del semen aviva
la imaginación, tonifica el sistema nervioso, estimula las funciones mentales y hace triunfar
al hombre contra los átomos enemigos, en la lucha por la vida material y espiritual. Sin él,
se vuelve el hombre tímido, apocado, indeciso y desiste ante la menor contingencia.
Con el desarrollo de ese centro, se liberan el vigor, la intrepidez y la constancia.
Puede limpiarnos de todas las enfermedades del cerebro, porque el fuego serpentino que
penetra todos los elementos, quema todas las escorias y mantiene la sangre pura e indemne.
82. Con el desarrollo de los siete centros internos, puede el Iniciado adquirir toda la
Sabiduría que nunca antes logró y no se reencarnará inconscientemente. Por eso, dijo San
Juan en el Apocalipsis: “Al que venciere le haré columna en el templo de mi Dios y jamás
saldrá”.
Para obtenerlos, tenemos que elevar esa llama que está dentro de nosotros. Tenemos
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que ascender los varios soles y cuando brillen todos en nuestro cuerpo, podremos sentir el
Solo Invisible que nos libra de la ilusión del mundo.
83. Por medio de la pureza, del ayuno y de la aspiración, absorbe nueva energía, un
alimento muy diferente que lo nutre. Por eso, muchos santos y el propio Cristo pudieron
ayunar 40 días, porque esa energía abre los conductos nasales para que absorban nueva
nutrición.
84. Así como el Sol, en su sistema, manifiesta su energía que es, al mismo tiempo,
luz, calor y magnetismo, así también el Íntimo manifiesta su energía creadora en nosotros,
en fuego, luz y magnetismo por medio del semen en el sistema nervioso central.
Los átomos seminales encierran todas las sabidurías del mundo y nos acompañan
desde los primeros días de la Creación. En ellos se encuentra toda la historia y son ellos los
que inician al hombre en su mundo interno.
Puede el hombre ser iniciado físicamente, varias veces; pero si no fuere aprobado
por la Inteligencia solar Interna y si no adquiriere la Gran Consciencia para siempre, serán
inútiles sus iniciaciones.
85. En cuanto el Yo Soy no pueda manifestarse dentro de su sistema central,
compuesto de los centros, nunca podremos llegar a la suprema Verdad.
Con la práctica del sistema yoguístico y del Sermón de la Montaña, nuestros centros
abren sus puertas o sus sellos a dicha energía en todos los planos y reaccionan conforme
con el aumento de su voltaje. Entonces y sólo entonces, podremos dominar la Naturaleza
con sus elementos.
Cada Iniciado, en este estado, debe ser un receptor potente de esa energía y, sobre
todo, debe temer el poder terrible de sus pensamientos, porque esa práctica general es, en sí
misma, un poder del que antes no tenía la menor noticia. Sus mundos internos comienzan a
manifestarse a través del cuerpo físico y el poder del Íntimo se convierte en bendición para
la humanidad.
86. Esos centros, o flores, o sellos, deben girar en el hombre. Cuanto más progrese
el alma en su evolución, con mayor movimiento giran ellos. En ellos se manifiesta el alma,
porque son los órganos de sus sentidos y su rotación indica que están percibiendo las cosas
suprasensibles.
Cada centro tiene un número de pétalos o rayos diferentes del otro; así, el Básico
tiene cuatro rayos; el Esplénico, seis; diez tiene el Umbilical; doce el Cardíaco, y dieciséis
el Laríngeo; noventa y seis el Frontal, y el Coronario, novecientos sesenta ondulaciones.
Sin embargo, en cada uno de los centros magnéticos trabajan u ondulan solamente la mitad
de los rayos que fueron obsequiados, desde un remoto pasado, como presente de la
Naturaleza y sin directa intervención del hombre.
Por medio de la Iniciación interna, debe y puede el hombre hacer girar la otra mitad
inerte y de ese modo terminará por hacerse todo el centro luminoso como un Sol.
87. En los libros de ocultismo hay millares de ejercicios, cuyo objetivo es despertar
esos centros y para ello pueden ser utilizados; pero también hay el peligro de que se
convierta el hombre en la bestia de San Juan, con sus siete cabezas, si el aspirante no elevó
su moral y espiritualidad a niveles bastante superiores.
Existe, no obstante, un método seguro y exento de peligro, que consiste en la
aspiración desinteresada a la perfección, en la respiración y en la meditación perfecta.
88. Por medio de las tres prácticas anteriores, sacadas del método yoguístico y del
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Sermón de Cristo, la energía Creadora abre el canal de la espina dorsal y eleva al hombre
hasta la liberación y la Unión con el Intimo. Entonces, su cuerpo se convierte en la Ciudad
Santa que “descendió del cielo”.
El aspirante que practicó todos los preceptos y consejos anteriores puede proceder y
trabajar, sin peligro alguno, en la apertura de los sellos, teniendo siempre en la mira esta
frase del Apocalipsis de San Juan: “Sólo el Cordero es digno de tomar el Libro y abrirle los
sellos”.
89. Comenzando por el Centro Fundamental o Básico, que es el sustentáculo en la
parte más baja de la espina dorsal y el centro de gravedad del organismo. Esa flor tiene
cuatro pétalos o rayos; dos solamente vibran en el hombre profano; los otros esperan la
Iniciación interna para comenzar el movimiento. El Iniciado, por medio de la abstinencia y
de la castidad mental, verbal y física, obliga a esos dos pétalos a girar y brillar como el Sol.
Es la sede del Fuego Serpentino o Energía Creadora, o sea, la expresión de la
Divinidad Individual, que se encuentra allí, en estado latente.
Abrir el primer sello es despertar la serpiente ígnea adormecida. El color que refleja
ese centro es rojo sucio en el libertino, rojo amarillo en el Iniciado; rojo y azul púrpura en
el místico devoto.
Si es clarividente o no, poco importa; lo importante es saber que el hombre, por
medio de sus aspiraciones y pensamientos, abre sus centros magnéticos. Cuando sus
pensamientos son puros, los colores y flores de sus centros son nítidos y puros; mas, si sus
pensamientos son negativos e impuros, sus centros tendrán colores sucios e informes.
Cierta es la ley de causa y efecto de los planetas; pero, esa influencia lo acompaña hasta
que llegue a pensar por sí mismo y comience a dominar las estrellas. Desde entonces, el
hombre traza, por medio de sus pensamientos, una senda individual, y los colores se
afirman en sus centros de conformidad con el camino trazado.
El Centro Fundamental influye en todo el organismo; da fortaleza, vigoriza el ánimo
y entusiasmo, estimula el sistema nervioso y otorga resistencia, esfuerzo y constancia. Su
debilidad determina el abatimiento físico y moral. Los yoguis representan con un elefante la
fuerza que en él mora. El desarrollo de ese centro proporciona el dominio sobre los
elementos de la tierra.
90. El Centro Esplénico se encuentra más arriba que el anterior, en la región del
bazo; los yoguis lo llaman “morada propia”. Tiene seis rayos: tres activos y tres inertes. La
ascensión de la Energía Creadora hasta él activa la ondulación de los tres pétalos y otorga al
Iniciado el dominio sobre los elementales del agua. Su fuerza está representada por un pez.
Su actividad manifiesta los seis colores del espectro: da salud y crecimiento; tiene
relación con la glándula pituitaria; ejerce influencia equilibrada en el sistema nervioso y en
la temperatura normal del organismo. Sus atributos son: el consejo, la justicia y la caridad,
cualidades otorgadas por la Energía Creadora y que son necesarias para poner en
movimiento los tres pétalos inactivos. Regula el proceso vital y elabora en la mente ideas
sanas. El despertar de ese centro produce abundancia, salud y bienestar físico y moral. El
desarrollo de sus rayos exige perfecta armonía en el cuerpo, alma y espíritu. Enfermedad,
pasión y malos pensamientos son las trabas del desarrollo. El cuerpo debe ser sano para que
sus órganos obedezcan las aspiraciones que favorezcan la evolución del alma y del espíritu.
El alma debe ser pura de pasiones que pugnen con los pensamientos espirituales, y el
espíritu no debe tampoco esclavizar el alma con leyes y deberes, tal como si fuese un amo,
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porque el alma debe conformarse con arreglo a las leyes y deberes por inclinación natural.
En fin, no debe existir la necesidad de dominar las pasiones, porque estas, por sí mismas, se
orientan hacia el bien.
La expansión de ese centro permite la comunicación con seres que pertenecen a
mundos superiores, y constituye una garantía contra el error y la inestabilidad, porque el
hombre ha ejecutado la armonía del cuerpo, del alma y del espíritu.
91. El tercer Centro se llama Solar. Gema luminosa, encuéntrase en la región
lumbar y tiene diez rayos, cinco activos y cinco inactivos. Corresponde y otorga el dominio
de los elementales del fuego; tiene por símbolo un cordero; preside los instintos en general
y las funciones digestivas.
Cuando la energía vital llega hasta él y enciende ese candelabro, como lo llama el
Apocalipsis, despierta en el Iniciado la Prudencia, le acuerda las facultades y el talento del
hombre, descubre los fenómenos de la Naturaleza, influye en los intestinos, hígado y
subconsciente. Ilumina la mente y da cordura. Su color es amarillo con verde en el hombre
normal, física y moralmente. El desarrollo de los cinco rayos consiste en el regir y dominar
las impresiones de los cinco sentidos y así puede el Iniciado penetrar en los hombres y
percibir sus cualidades. Ese dominio de la ilusión se obtiene con la vida interior.
Por lo demás, han de evitarse el rencor, la envidia, la vanidad y la ociosidad.
La concentración en esa flor de loto umbilical la despierta; entonces comienza el
hombre a ver las formas de pensamientos de los seres y podrá leer los pensamientos.
92. Encendida la energía del cuarto Centro, despierta la flor del corazón, sede del
“sonido sin pulsación”, como le llaman los yoguis. Reside en el centro del pecho; es la sede
de la vida física individual. Este centro tiene doce pétalos, seis activos y seis inertes.
Cuando la energía mueve estos últimos, el Iniciado impera sobre los elementales del
aire. Los yoguis representan la fuerza de este centro por un antílope dentro del signo de
Salomón. El fruto del Árbol de la Vida se cosecha en este centro; su color debe ser el del
oro, como el del Sol.
Físicamente, estimula el proceso de la nutrición, la vitalidad y actividad mental por
una influencia en el cerebro; tonifica el sistema glandular y activa la secreción interna.
Encendido este candelabro, otorga la sabiduría Divina y llega el Iniciado a percibir e
identificar las cosas con sus propias cualidades. Se torna, entonces, modesto y humilde ante
la grandeza de la creación.
La formación de este centro, o Iglesia, en la región del corazón se efectúa por medio
de los seis atributos mentales que despiertan los seis rayos inactivos, y son: 1o dominio del
pensamiento, enfocándolo en un punto solo, por ejemplo, la concentración en el átomo del
Hijo, en la pituitaria o en el átomo de Nua, en el corazón; 2°, la estabilidad; 3o, la
perseverancia; 4o, la paciencia; 5°, la fe y la confianza; 6o, el equilibrio mental ante el
sufrimiento y el placer, la suerte y la desgracia.
93. El quinto Centro se halla en la región de la garganta; preside la palabra o el
verbo y su manifestación física. Tiene dieciséis rayos; ocho de ellos de poca actividad. Se
llama Puerta de la Liberación, porque, cuando el Iniciado despierta este centro, la Energía
Creadora mueve los dieciséis pétalos y entonces domina los elementales del éter que abren
la puerta para la entrada en el Edén.
Es representado por un elefante blanco dentro de un círculo, emblema de la pureza.
Su color es una mezcla de plateado y azul verdoso y su atributo es la clariaudiencia.
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Influye en el líquido raquídeo, estimula la combustión y actúa en todo el sistema
simpático; por medio de él se descubrirán los misterios y ciencia encerrados en ese sistema
desde tiempo inmemorial. Da entendimiento, esperanza, generosidad. Los dieciséis pétalos
o rayos son, como los anteriores, centros correspondientes a otras tantas modalidades de la
energía, la cual, al penetrar en él, despierta sus ocho facultades latentes, que son: 1o, odio e
ilógica; 2°, resolución; 3o, veracidad al hablar; 4o, proceder correcto; 5o, armonía en el
vivir; 6o, esfuerzo para la superación; 7°, precepto de la experiencia; 8o, poder estudiar la
naturaleza interna, oyendo siempre la voz del silencio.
94. En el sexto Centro, que se encuentra en medio de la cabeza y se manifiesta en el
entrecejo, la energía despierta la inteligencia, el discernimiento y su atributo es la
Clarividencia.
En él se encuentra el ojo interno de la visión espiritual. Tiene dos divisiones
compuestas cada una de cuarenta y ocho rayos; total, noventa y seis rayos. En una de las
mitades predomina el rosado y, en la otra, sobresale el azul purpúreo; ambos colores
corresponden a la vitalidad de esa flor o rueda.
Ese centro pertenece al Mundo del Espíritu, donde residen los superiores y
permanentes principios del hombre y, por eso, requiere, para su expresión, mayores y
seleccionadas modalidades de Energía. La Energía Vital, en él, produce respeto, templanza,
abstinencia, en él reside el ser pensante; despierta ideas de dignidad, grandeza, veneración y
sentimientos delicados. Su despertar otorga evolución espiritual y dominio del espíritu
sobre la materia.
95. El séptimo Centro es el loto de mil pétalos. Está en el vértice de la cabeza. En él
se manifiesta ampliamente la Divinidad del Hombre-Dios. Cuando el fuego serpentino,
situado en el Centro Básico, se le une, en el decurso de la evolución, el Iniciado alcanza la
liberación, objetivo de la Iniciación Interna y será uno con su Íntimo.
Es el más refulgente de todos cuando está en plena actividad, vibra con inconcebible
rapidez y tiene colores de indescriptibles efectos cromáticos, aunque en él prepondere el
violeta.
Dadas sus 960 irradiaciones, es el último que se actualiza; pero, cuando el Iniciado
llega a ese adelanto espiritual, el loto va creciendo hasta cubrir toda la parte superior de la
cabeza. Ese es el significado de la aureola que colocan los pintores en torno a la cabeza de
los santos.
Por ese centro recibe el hombre la Energía Divina del exterior; mas, alcanzada la
perfección, comienza a emanarla del interior para afuera y el centro se convierte, entonces,
en verdadera corona.
San Juan habla de las coronas de los veinticuatro ancianos que las deponen ante el
Trono del Señor. El significado de ese paso apocalíptico es que todo hombre que consiguió
hacer salir su Energía Creadora por la cabeza, la depone a los pies de su Dios Íntimo para
que la emplee en su obra.
96. Con la actividad del Centro Fundamental, la Energía, con su formidable poder,
vivifica todos los otros; da como resultado, el transporte de las facultades internas y
despierta la consciencia física. Con el despertar del Esplénico, el hombre se vuelve a
acordar de sus viajes mentales. Con la actividad umbilical, puede separarse, a voluntad, de
su cuerpo físico y sentir las influencias del mundo astral. La vivificación de lo Cardíaco
otorga al hombre sentir el dolor y el placer ajenos; desea sacrificarse por los demás y recibe
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la sabiduría. El despertar del Laríngeo da el poder de la clariaudiencia; puede el Iniciado oír
la voz del Silencio, la música de las esferas y conversar con los espíritus superiores. El
Centro Frontal capacita al hombre, en cuerpo físico, para ver los espíritus por medio de su
ojo invisible. Es el centro de la clarividencia.
Cuando el Coronario llega a su plena actividad, el Yo Soy puede salir por allí,
dejando, conscientemente, su cuerpo, pues ya se halla libre de la prisión carnal; puede
regresar al cuerpo, sin interrupción y estará siempre consciente, sea en el sueño físico, sea
en el definitivo momento de la muerte.
Ese es el perfecto Iniciado
97. San Juan, en su Apocalipsis, Cap. X, vers. 6, dijo, después de que el Cordero
abrió el último sello: “Y juró por el que vive en los siglos de los siglos, que creó el cielo y
las cosas que hay en él y la tierra y las cosas que hay en ella, y el mar y las cosas que hay
en él, que ya no habrá más demora”. (Esto es, para el Adepto que llegó a la liberación y a la
unión con Dios).
98. En otra parte, Cap. XI, vers. 15, dijo: “Y cuando el Séptimo Ángel tocó la
trompeta, hubo en el cielo grandes voces que decían: Los reinos del mundo vinieron a ser
de nuestro Señor y de su Cristo y Ellos reinarán por siempre”.
99. La tarea del Iniciado es despertar o ascender sus siete candelabros con la luz del
Espíritu Divino, para llegar a la liberación o Unión con el Dios Íntimo.
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Capítulo V
EL OCTONARIO Y LA UNIDAD
100. Cuando el Iniciado desarrolla los siete centros magnéticos, por el ascenso de la
energía Creadora en su conducto espinal, en él se cumplen las palabras de Cristo: “Se
aproximó el Reino de Dios”. Significa eso que él está pronto para la liberación que conduce
a la Divinidad en el estado de potencia, basado en el sacrificio, que es un nuevo sistema
compuesto de ocho facultades, para tornar efectiva su Divinidad o Potencia del Amor.
101. El número ocho es el símbolo natural del equilibrio y de la justicia; es el
número que interpreta con fidelidad las palabras de Hermes: “Como es arriba, así es abajo”.
El número siete inicia, organiza, produce, fecunda, triunfa y crea; el número ocho
preserva, equilibra, establece, conforta y consolida; de modo que cada septenario potencial
tiene que manifestarse en un octonario vibrante, luminoso, en rayos circulares compuestos
y equilibrados.
El caduceo de Mercurio forma el número ocho, o dos serpientes que se mueven una
a cada lado del canal medular, al paso que las alas representan el poder conferido por el
fuego al elevarse a los planos superiores.
102. El Octonario es el número de la realización de la Divinidad en el Hombre-
Dios. Para esa realización necesitamos ocho virtudes o centros, Planos de Dios, y esos ocho
centros corresponden a las ocho Cabiras, los Grandes, los Poderosos Dioses cuya obra es la
Realización de la Divinidad en la Creación.
Cada uno de esos dioses o energías atómicas ocupa en el hombre una región, donde
trabaja en el desarrollo interno y externo, hasta que las bienaventuranzas cumplan con su
misión en el hombre.
Esos ocho dioses, según la Mitología, son hijos de Vulcano, lo que da a entender
que son nacidos del fuego Divino Creador en el hombre y que se manifiestan en las
profundidades del cuerpo. Son ocho inteligencias atómicas que generan todas las
actividades de la vida. Son ellas las que realizan esas actividades, normalizándolas y
equilibrándolas en las glándulas de secreción interna, llamadas endocrinas. Influyen en el
organismo por medio de las hormonas que segregan y, al mismo tiempo, llevan el efecto de
las secreciones a los mundos suprafísicos del hombre. Esos dioses dotan a las glándulas de
un poder que las capacita a absorber de la sangre los elementos que necesitan y los
transforman en agentes estimadores de ciertas funciones. Esos agentes, llevados
nuevamente por la misma sangre, a las diferentes partes del cuerpo, dan lugar al equilibrio
que realiza la obra divina, porque aceleran, retardan o modifican la actividad de las
funciones físicas, psíquicas y espirituales y, de este modo, se completa la realización de la
Divinidad en el hombre.
103. La misma Mitología nos cuenta que los nombres de esos dioses eran sagrados;
se afirma que están dotados de poderes mágicos y que quien los conociere podría obtener
de ellos cualquier petición. Los hindúes, en su comentario antiguo, refieren la siguiente
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alegoría: “Ocho casas fueron construidas por la madre. Ocho casas para sus ocho hijos.
Ocho brillantes soles en armonía con su edad y méritos, etc.”
Los Vedas dicen: “El Fuego es, verdaderamente, todas las deidades”.
104. Existen en el hombre ocho regiones habitadas por los ocho hijos del fuego
divino:
La primera deidad reside entre los dos hemisferios cerebrales. Esa inteligencia
atómica realiza su obra creadora provocando la secreción de la glándula pineal o epífisis.
Las secreciones de esa glándula ejercen acción que da equilibrio en el desarrollo sexual y
en todas sus manifestaciones. Tiene relación directa con el centro psíquico y actúa en todos
los procesos vitales de índole física, mental y espiritual.
Sus secreciones son un freno para el desarrollo anormal de la sexualidad; predomina
hasta los trece años; allí su acción se debilita y entonces sus secreciones realizan el
desarrollo sexual en los jóvenes.
Toda deficiencia de secreciones en esa glándula hace del niño un adulto prematuro,
al paso que su abundancia después de los años de pubertad, retarda la madurez sexual; los
órganos continúan pequeños y débiles las funciones genitales. El niño no adquiere
corpulencia ni esqueleto sólido, ni sus músculos son normales, como en los demás, de
manera que el equilibrio es el primero y único objetivo de la inteligencia atómica en esa
glándula.
105. El segundo hijo del Fuego Divino está situado en el cuerpo pituitario, llamado
hipófisis, en la base del cerebro. Estimula la secreción de esa glándula que influye en la
procreación, aviva la inteligencia y la fuerza de carácter. La debilidad de sus secreciones
agota la fuerza y aumenta la gordura, detiene el crecimiento, debilita los órganos genitales y
los atrofia, feminiza el carácter varonil y disminuye la inteligencia. En la mujer, atrofia la
matriz y causa esterilidad.
Funcionando con energía, produce esta glándula un exagerado desarrollo del
esqueleto; los huesos adquieren mayor volumen y calibre. Se agranda la nariz, la mandíbula
se hace rígida y voluminosa. Aumenta el tamaño de los pies y manos; la lengua se amplía,
engruesa y alarga. En la mayoría de los casos, se entorpece la inteligencia.
106. El tercer Átomo Divino que da equilibrio se halla en la tiroides, situada en el
cuello, apoyada en la laringe. Toma el nombre de cartílago tiroides, puesto que descansa en
esta.
La tiroides es la glándula más irritada del cuerpo. La sangre fluye con profusión y
arrastra su producto llamado tiroxina. Si fuera insuficiente esta secreción, todo se realiza
con lentitud. Lento será el funcionamiento del corazón, de los riñones, de los músculos y
lento el desarrollo del esqueleto, del sexo y de la función cerebral. Son tardías las ideas,
lentos los juicios. El hombre se torna obeso y entorpecido, dada la lenta realización después
de la acumulación de reservas.
A la inversa, si la tiroides actúa enérgicamente, la función será opuesta al caso
anterior y el organismo funcionará con exagerada aceleración. El corazón aumenta las
pulsaciones; los riñones se apresuran y la orina aumenta. El esqueleto se alarga sin hacerse
espeso y los huesos se hacen largos y leves. La musculatura es de tipo rápido; por no tener
volumen, los movimientos son veloces y se exagera la secreción cutánea. Siendo normal la
secreción, el hombre posee inteligencia superior, vivaz, apasionada y con tendencia
artística.
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Más, cuando hay exceso en la secreción, sobrevienen un gran adelgazamiento,
temblores, protuberancia en los ojos, aceleración del corazón, insomnio, sudores, síntomas
de la enfermedad llamada de Basedow.
La secreción normal de esa glándula interviene en el desarrollo general y en la
belleza; la armonía de las líneas generales del cuerpo depende de ese órgano. Hombre o
mujer cuya tiroides funcione normalmente, tiene ojos profundos y grandes, pestañas largas
y arqueadas, cabello abundante y hermoso, manos largas, delgadas y finas, dedos bellos,
terminados por elegantes uñas con lúnula.
107. La cuarta entidad rige la secreción de las paratiroides, que están situadas en el
cuello y mezcladas con la tiroides. Siendo deficiente la secreción de esas glándulas, hay no
sólo trastornos musculares, sino también alteraciones oculares y dentales en los primeros;
cataratas en los segundos; alteración en el esmalte dental y mala calcificación. La piel
pierde su vitalidad, se arruga, se sensibiliza, le resta tersura, se lesiona fácilmente.
El exceso de secreción altera gravemente el esqueleto, el sistema muscular y
ocasiona muchas deformaciones óseas y corpóreas.
108. La quinta deidad realizadora y equilibrante la encontramos en el timo, glándula
situada por detrás del corazón y que crece en tamaño e importancia funcional hasta los
catorce años; después disminuye, pasando sus funciones a las amígdalas y ganglios de
naturaleza túnica.
Cuando el timo funciona débilmente, el crecimiento es tardío, deficiente el peso, la
dentición mala, por falta de calcificación, frágil el esqueleto, reducido el volumen de la
criatura. Es friolenta, excitable, delgada, pequeña, inquieta, nerviosa, irritable, delicada y
sensible. Los procesos nutritivos son deficientes; puede el niño tener inteligencia viva, pero
le falta energía nerviosa y tal carencia le estorba la labor mental. La insuficiencia del timo
retarda el crecimiento, de modo que el joven llega a adulto, con escaso porte y pobre
desarrollo físico.
Si funciona con exceso, activa en la criatura demasiada corpulencia, causa de
muchos males orgánicos y mentales: poca inteligencia, tardía articulación del habla,
imperfecta y lenta; atraso en el andar. Si no se atrofia cuando adulto, origina graves
desórdenes, especialmente sexuales: atraso y debilidad sexual, deficiencia de energía física
y nerviosa, funciones lentas y turbaciones psíquicas.
109. El sexto átomo equilibrador dirige las glándulas suprarrenales, situadas encima
de los riñones. Abundantemente regadas por la sangre, son indispensables para la
manutención de la vida y segregan muchos productos diferentes. Las glándulas
suprarrenales fabrican la adrenalina que, al pasar por la sangre, ejerce acción aceleradora en
todas las funciones; el corazón aumenta el número de sus pulsaciones, el sistema nervioso
se excita, los nervios reaccionan con mayor velocidad; se contrae con rapidez el sistema
muscular, dando presteza y facilidad a los movimientos.
La piel exterior o corteza de las glándulas suprarrenales produce otra secreción
cuyos efectos van a contrariar los de la primera: retardar las funciones del organismo; pero
lo que tales funciones pierden en velocidad, se resarcen en fuerza y resistencia. Esa
secreción robustece el corazón, tonifica el sistema nervioso y refuerza el sistema muscular,
acrecienta el vigor y la potencia general del organismo, especialmente la nerviosa y
muscular.
Siendo débil o deficiente la función de la corteza, será también débil el organismo;
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mengua el esfuerzo mental; es incapaz de desgastes musculares, se cansa fácilmente; no se
desarrollan los músculos por no tener buena asimilación y, con eso, no aumenta el peso, las
líneas serán delicadas y débiles. La hartura de adrenalina en la sangre favorece la velocidad
y habilidad en los actos voluntarios, pero deja al hombre delgado, causa irritabilidad y
nerviosismo y sus fuerzas se reducen por carecer de resistencia. Al contrario, la secreción
de la corteza robustece, da músculos, energía, vigor y formidable resistencia.
La mujer, en su juventud, tiene un déficit de secreción de la corteza suprarrenal; por
eso es ágil, nerviosa, sensible y delicada; con los años, se equilibran, mas llegando a los
cuarenta, predomina esa secreción y la mujer engorda, pero es fuerte, musculosa, enérgica,
autoritaria. Su voz se engruesa y en ella se produce una virilización con la aparición de
vellosidad, especialmente sobre el labio superior.
110. La séptima inteligencia reside en el páncreas, glándula mixta que posee dos
secreciones, una externa y otra interna. La primera vierte en el intestino y sirve a la
digestión; la segunda, la interna, es la insulina, substancia imprescindible para la sangre
para aprovechamiento de los alimentos que dan hidratos de carbono, como los vegetales y
sus derivados: masas, dulces, azúcar, frutas, legumbres, verduras, etc.
Cuando escasea la insulina, el hombre adelgaza, a pesar de los buenos alimentos que
ingiera y presenta caracteres de falta de nutrición: pierde peso, reduce la fuerza muscular y
desaparece la resistencia física. Las secreciones normales del páncreas aseguran buen peso
y mantienen sólido el sistema muscular y óseo, al proveerlos de grandes energías.
Cuando la secreción es muy pobre, adviene la enfermedad denominada diabetes. La
medicina trata de remediar esa enfermedad mediante la insulina.
111. La octava y última inteligencia equilibrada ocupa las glándulas sexuales:
ovarios en la mujer y testículos en el hombre. Los ovarios producen mensualmente un
óvulo, célula reproductora que genera el futuro ser; pero, fuera de esa función cumplen
otras, importantísimas, que regulan toda la fisiología de la mujer por medio de las
secreciones internas. Los ovarios, como las suprarrenales, tienen dos funciones o
secreciones distintas que cumplir.
Una parte de la secreción de los ovarios, llamada foliculina, tiene acción excitadora,
aceleradora y estimulante. Favorece el desgaste de energías; con ella, las mujeres son
delgadas, ágiles, sensibles, con acentuados caracteres de feminidad.
La otra parte de secreción está representada por las de cuerpo amarillo, favorece la
acumulación de grasa y engorda. De la armonía existente entre esas dos secreciones
dependen el equilibrio físico y las funciones perfectas de la mujer, en su menstruación
periódica, con su forma externa, en su carácter y hasta en su inteligencia. Un ovario
enfermo o que funcione mal, provoca desarmonía en las formas, afea las líneas y pervierte
el carácter femenino. Todos los órganos y sistemas del cuerpo sufren los resultados de la
mala función de los ovarios; hasta los cabellos y las uñas se resienten de su anormalidad.
Las glándulas sexuales masculinas tienen por tarea la procreación. Segregan el
espermatozoide que, uniéndose al óvulo, da origen al nuevo ser.
Esa secreción es externa; las internas rigen los caracteres masculinos secundarios o
formas varoniles, el sistema esquelético, la barba, los bigotes y la voz masculina.
Las secreciones testiculares proporcionan valor, tenacidad, coraje, atrevimiento y
espíritu de iniciativa. Esas glándulas, con sus secreciones, avivan la imaginación, tonifican
el sistema nervioso, estimulan las funciones mentales para triunfar en la vida y ejercen
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singularísimas repercusiones en la personalidad.
La deficiencia de esas secreciones, por enfermedad o mucho desperdicio de
espermatozoides, torna al hombre débil, afeminado, debilita las fuerzas musculares y sobre
todo, la inteligencia. El carácter se torna apocado, tímido, indeciso, el valor se empaña y se
atrasa el crecimiento físico y espiritual. Son de trascendente relieve la castidad y la
abstinencia en trabajos importantes, como se vio en las páginas anteriores.
112. Para entender mejor los efectos de las secreciones, tenemos que estudiar,
aunque sea superficialmente, la función del sistema nervioso central. Todos sabemos que
tal sistema está constituido por una serie de órganos relacionados entre sí. Son ellos: el
cerebro, el cerebelo, la protuberancia, el bulbo y la médula espinal. De todos ellos salen los
nervios que se dirigen a todas las partes del cuerpo, como finas mallas de hilos
delgadísimos, que transmiten sensaciones desde los más alejados lugares del organismo a
los órganos centrales, que responden por medio de otros hilos nerviosos y provocan las
reacciones adecuadas al estímulo ya recibido.
Los que conducen la sensación al cerebro, se llaman nervios sensitivos, y los que
conducen la respuesta se llaman nervios motores.
Entre los primeros y los segundos, se encuentran los ganglios compuestos por
células nerviosas, que son como estaciones receptoras de sensaciones e irradiadoras de
respuestas.
Este sistema perfecto gobierna la totalidad de las funciones del cuerpo; digestión,
circulación, respiración, excreción, reproducción, actividad, resistencia, crecimiento, peso,
estatura, funciones glandulares, etc., en el cuerpo físico e inteligencia, poder, valor, caridad,
fe, amor, etc., en el alma. Los dos funcionamientos, físico y espiritual, se equilibran por el
octonario o las ocho fuentes glandulares, para realizar y equilibrar la Creación Divina.
113. Comprendido lo antedicho, se puede estudiar la función del sistema nervioso
que, en realidad, es una y se divide en dos sectores de función contraria. Un sector acelera
las funciones y el otro las retarda. Del equilibrio de ambas surge la perfección con que esa
función se realiza.
Un sector estimula el desarrollo de la extensión de los miembros y del tórax; el otro
desarrolla el espesor de los miembros. De la armonía de los dos desarrollos depende la
forma perfecta.
Esas dos partes en que se divide el sistema nervioso se llaman sistema simpático y
sistema parasimpático. El primero acelera, el segundo modera; el primero produce
vivacidad en la inteligencia, pues hace más acelerada la operación cerebral pero, al mismo
tiempo, es mayor el desgaste de energía, al paso que el segundo, al retardar el desgaste,
economiza energías, porque es menos rápida la imaginación; en compensación, es capaz de
realizar trabajos mentales más prolongados.
De todas esas deducciones podemos comprender que en el primero predomina un
grupo de glándulas y en el segundo, el otro grupo.
114. Las diferentes glándulas de secreción interna se reúnen funcionando en dos
grupos, bajo las respectivas órdenes de los sectores nerviosos: simpático y para-simpático.
Corresponde al simpático: la pineal, la porción anterior del cuerpo pituitario, la
tiroides, la parte medular de las suprarrenales, la parte folicular de los ovarios y la parte
seminífera de los testículos. Corresponde al grupo parasimpático: la parte posterior de la
pituitaria, las amígdalas y el tejido linfático, las paratiroides, el timo, la parte cortical de las
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suprarrenales, el páncreas, los cuerpos amarillos del ovario y las partes intersticiales de los
testículos.
115. En el hombre en quien predomina el simpático, predominan las glándulas
tiroides, hipófisis anterior, médulas suprarrenales y parte de las sexuales.
En esta clase de personas, las formas son alongadas, elegantes, finas, esbeltas.
Cabeza pequeña, tórax mediano, abdomen reducido y chato, miembros largos, poco
musculosos, líneas rectas.
Sus funciones son rápidas, pero débiles y de fácil agotamiento; digestión escasa,
circulación viva y acelerada; peso leve, estatura normal o alta. Carácter imaginativo, vivaz,
inquieto, sensible, voluntad débil, poca tenacidad, inconstancia, mucho sentimentalismo.
Inteligencia viva, rápida, minuciosa, voluble, fácilmente fatigada. Ideas muy vastas, mas no
sostenidas por mucho tiempo.
116. El tipo parasimpático es el contrario del primero. En él predominan: el timo,
las paratiroides, el páncreas, la corteza suprarrenal, la hipófisis posterior y las partes
intersticiales de los órganos sexuales. Sus formas son cortas, rollizas, macizas, cabeza
grande, tórax amplio, cuello corto, abdomen aglobado, miembros cortos, líneas curvas; en
él abunda la gordura subcutánea y corporal. Sus funciones son lentas, resistentes;
circulación enérgica; digestión perfecta; tiene fuerza y resistencia. Peso normal o
supranormal. Estatura normal o baja. Carácter enérgico, resistente, tenaz, voluntarioso; no
se desanima, tiene poca sensibilidad, frialdad, impavidez. Inteligencia poco ágil, aunque
hábil, certera, firme, puede resistir una prolongada labor mental.
117. Como vimos, cada tipo tiene ciertas cualidades y carece de otras. El objetivo de
la Iniciación en la Ciencia Espiritual es el equilibrio del hombre, la realización perfecta. Las
secreciones internas equilibradas forman el cuerpo físico y espiritual; dan salud de cuerpo y
espíritu.
Cada pensamiento disloca las partículas del cerebro y, poniéndolas en movimiento,
las disemina a través del universo. Cada partícula de la existencia debe ser un registro de
todo cuanto aspiró y pensó el hombre. El Iniciado es el constructor del Universo y, al
mismo tiempo, un equilibrador, porque sus pensamientos, deseos y aspiraciones son hijos
de la Luz, nacidos de la mente sana y perfecta de un cuerpo sano y perfecto, que adquirió
para sí, por el desarrollo y equilibrio de sus glándulas de secreción internas, el derecho de
convertirse en Dios, gracias a la propia experiencia en la Iniciación Interna.
El inconsciente del profano alcanza la consciencia clara de sí mismo, por el
desarrollo y equilibrio de las ocho casas de secreción cuando se inicia internamente.
El profano es el hombre que poco o ningún contacto tiene con el Yo Soy y que no
posee conciencia de este. El Iniciado es el ser que, por su desarrollo en el mundo interno,
adquiere la unión con el Intimo. Desde entonces puede sentir la proximidad del Reino de
los Cielos, pero de manera consciente.
118. También el Reino de los Cielos tiene ocho grados, que corresponden a los ocho
esfuerzos realizados por el Iniciado para equilibrar la secreción de las glándulas internas,
equilibrio que las prepara para llenarse plenamente de Dios y que facilitó al hombre su
unión con el Yo Soy en el Reino de los Cielos.
El vapor de las secreciones glandulares es lo que comunica al hombre con sus
mundos internos, sirviéndole de puente sobre el abismo que separa la conciencia humana de
la Conciencia Divina.
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Jesús, el Cristo, nos dio el Sermón de la Montaña y las Bienaventuranzas, como
resultado de esa Iniciación; son frutos del equilibrio de la secreción interna.
119. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los
cielos.
Esa primera facultad para la realización divina no comprende, por pobres de
espíritu, los papanatas, los ignorantes o los bobos, sino aquellos que, por la Iniciación
Interna y perfecto desarrollo, llegaron a estar llenos de Dios y ya no recorren las mezquinas
ciencias humanas para encontrar el Reino de los Cielos. Antiguamente, el alma era rica de
espíritu porque recurría al éxtasis en los mundos espirituales por medios artificiales, y vivía
elevada e inconsciente de su estado. No obstante, desde la venida de Cristo, se tornó el
hombre mendigo del espíritu, quiere decir que ya no puede recurrir a la clarividencia
inconsciente sino que busca en sí mismo y por medio de su Yo, el Reino de los Cielos.
Como mendigo del espíritu, ya no busca a Dios fuera de sí, al contrario, se refugia en los
mundos internos que los transportan a los mundos divinos, donde estará lleno
conscientemente de Dios y, de ese modo, se conoce a sí mismo y a su Divinidad Interna.
Los pobres de espíritu son los que buscan la riqueza en Dios.
120. Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
Esa etapa indica la paciencia del Iniciado, desarrollado y adelantado en la senda de
la Iniciación. Sufre al ver las ambiciones de la humanidad.
En tiempos pasados, no importaban nada a los hombres los dolores ajenos y, hasta
en nuestro tiempo, la mayor parte de la humanidad repite el adagio que dice: “Lloren todos
los ojos, mientras que los míos no derramen una sola lágrima”.
Antiguamente, el hombre curaba sus sufrimientos con ayuda exterior, aunque con
esa cura sacrifícase a sus hermanos. El Iniciado de hoy, a semejanza de Jesús, ya no piensa
en sí y llora la desdicha ajena.
El mismo dolor de los demás le lleva a buscar alivio y remedio para ellos.
Todos los seres nacen dentro del Espíritu universal. Cada cual es una célula del
cuerpo del Cosmos y, cuando enferma el órgano, la Divinidad va eliminando el mal, para
conservar el órgano, y no el órgano, para eliminar el mal.
Plenos de Dios son los que llegaron, con el desarrollo, al estado de trabajar para que
todos los hombres sean hijos de un solo Padre. Ese trabajo les cuesta llantos por los
sufrimientos de la humanidad, pero, tarde o temprano, recibirán consuelo.
121. En la tercera bienaventuranza, dijo Jesús: “Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra”.
Esa es la etapa de la absoluta confianza en Dios y completa sumisión a su voluntad.
La mansedumbre no es apatía, ni la servil actitud de los hipócritas. Ser manso es ser digno
y tranquilo en sus motivaciones en el cumplimiento de su misión en la tierra.
Con el equilibrio interno, toma el Iniciado el gobierno de su mundo de deseos y
alcanza, por sí mismo, la meta de la evolución. Entonces, puede cumplir su misión divina
en la tierra. Será un Cristo lleno de Dios, templando y armonizando sus deseos. A cambio,
recibirá la tierra un cuerpo perfecto con mente perfecta y dirá con Pablo: “Todas las cosas
concurren para el bien de los que aman a Dios”.
Las tres bienaventuranzas anteriores revelan cómo el Iniciado lleva a la evolución
su cuerpo físico, etéreo y astral hasta dejarlos convertidos en instrumentos obedientes del
Intimo que actúa en el hombre como sensación, comprensión y consciencia.
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122. Llegado el hombre a ese grado de evolución, el Yo Soy, en el cuerpo físico
pleno de Dios, manifiesta en el mundo el amor fraterno: “Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.
Esta es la cuarta manifestación del Reino de los Cielos. Cuando el Iniciado, por el
impulso Crístico en él, llega a sentir y aplacar la sed y el hambre de justicia del espíritu,
entonces, estará harto de comprensión y reinará armonía en todos sus actos, armonía con las
leyes naturales y espirituales. Allí se le despierta la razón de que todos los seres humanos
tienen parentesco entre sí.
Hambre y sed de justicia son la manifestación de Dios en la razón del hombre.
123. Cumpliendo ese deber, el hombre siente en sí la manifestación de la quinta
bienaventuranza, que dice: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos tendrán
misericordia”.
El misericordioso es aquel que, después de sentir la sed de justicia del Reino
Divino, siente la Unidad con todos los seres y se convierte en sabio tolerante, por la
posesión de la caridad y de la comprensión. Desaparece de su corazón la crítica mordaz;
ama a todos los seres, y sus acciones convergen solamente para trabajar en el plano de la
evolución y la perfección.
Su desarrollo interno le otorga la sabiduría que le revelará que todos los seres son su
propio ser, todos los cuerpos son su propio cuerpo y todas las almas, su propia alma.
Entonces estará pleno de Dios, desaparecen de su corazón las ambiciones, el egoísmo y las
guerras y, como consecuencia, el reino del amor sobrevivirá a su persona, para reinar
después en el mundo.
124. Una vez elevada el alma hasta ese nivel, sobrevendrá la sexta:
“Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”.
Plenos de Dios son aquellos cuyas secreciones son perfectas y equilibradoras,
porque la sangre (vehículos del Intimo) penetra en el corazón siempre puro y limpio,
cuando el funcionamiento de las glándulas sigue las leyes de la armonía; entonces el
hombre puede reconocer y ver a Dios en sí mismo.
Todas las cosas son puras para los limpios de corazón, porque la pureza es como luz
que ilumina las tinieblas internas y nos pone, frente a frente, ante Dios, y quien ve a Dios
en su corazón, lo ve en todas las cosas.
125. Cuando el Iniciado manifiesta su Divinidad por la pureza de corazón, tendrá
que obrar, de entonces en adelante, apelando a los mundos superiores y divinos, unidos a
los terrestres por la energía Crística interna, que regenerará el Universo entero por el
espíritu.
Cuando el Yo Soy se libera de las cadenas carnales del cuerpo y llega a salir
voluntariamente del vértice de la cabeza, podrá difundir paz en el Universo y el hombre se
convierte en pacificador lleno de Dios.
“Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios”, porque
harán descender al mundo físico el espíritu divino y traerán paz y armonía a todo ser.
El pacificador es aquel ser que percibe la verdad en todas las religiones, sistemas,
partidos y trata de armonizar todas las divergencias entre uno y otro, como el hábil músico
que arranca notas armoniosas de un instrumento, para componer el himno a la verdad. El
pacificador ve la Unidad en la diversidad.
126. La última y octava bienaventuranza dice: “Bienaventurados los que padecen
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persecuciones por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados
seréis cuando os vituperaren y persiguieren y dijeren, de vos, todo mal por mi causa. Gozad
y alegraos, porque será grande vuestra recompensa en los cielos”.
Ahora, debemos comprender que todo lo que se da en la tierra y en el cuerpo físico
debe sufrir, al principio, oposición. Todo impulso de la Verdad no puede triunfar de golpe
en la evolución, porque los residuos de la ignorancia, de la duda, ponen resistencia y le
causan sufrimiento. Serán perseguidos, vituperados por los que se aferren a las viejas
prácticas; pero, el Iniciado debe mantenerse unido al Íntimo para poder realizar, como Dios,
la expresión del Amor en el equilibrio. Y ese es el misterio del Octonario, cuando el
Iniciado equilibra sus secreciones glandulares o cuando, por la aspiración, respiración o
meditación en esos centros equilibradores, activa los átomos divinos que moran en ellos y,
por medio de ellos, llega al desarrollo impersonal de la individualidad, característica de
todos los verdaderos Iniciados.
Ese desarrollo consiste en el equilibrio. Y el equilibrio consiste en el sacrificio
personal, que es pensar, hablar y actuar como la consciencia divina, en vez de dar a conocer
lo exterior, respetando la apariencia.
Las secreciones internas del profano siempre sufren desarmonía, dadas sus
aspiraciones y malos deseos; le llevan muchas veces al error y hasta al crimen; porque,
según la ciencia espiritual, todo criminal es un ser enfermo y ya vimos que la deficiencia o
exageración de las secreciones glandulares conducen al hombre a muchos vicios y defectos.
El Iniciado cuyas aspiraciones, respiración y pensamientos son puros, perfectos y
fuertes, armonizan sus glándulas y equilibran las secreciones que le inspiran fe, justicia,
amor, mansedumbre, paz, etc.
127. Cuando el sabio dijo: “El hombre será tal como él piensa en su corazón”, quiso
explicar que todo pensamiento, emoción o deseo influye en las glándulas endocrinas. Si
fuere negativo el pensamiento, de manera antiarmónica influye en las secreciones internas;
pero, si es positivo, las equilibra.
Todo aspirante puede estudiar eso en el ambiente en que vive; en el colérico, en el
envidioso, en el ambicioso, en el libertino, en el rencoroso, etc., y podrá verificar cuánto
pueden esas emociones y pensamientos desequilibrar el funcionamiento de las armonías de
esos sujetos y después agotar y aniquilar el cuerpo.
Sucede lo inverso con el Iniciado que desarrolló pensamientos de paz, amor, fe,
altruismo, etc. Vive siempre radiante de alegría y energía y su presencia es una bendición
de Dios en su ambiente.
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Capítulo VI
EL NOVENARIO Y LA UNIDAD
128. Ya vimos cómo desarrollar los siete centros magnéticos y llegar al poder y
dominio, activar y normalizar las ocho fuentes principales de secreción interna y llegar a la
expresión del Amor en el equilibrio, que es constante irradiación.
El vapor o fluido de las secreciones internas nos comunican con los mundos
suprasensibles o nueve cielos.
El Septenario en el hombre es la orientación activa en la búsqueda de la verdad: el
Octonario equilibra nuestro poder en la misma verdad, al paso que el novenario es la
verdadera Iniciación de nuestra obra en la verdad. Por consiguiente, el novenario es el
natural del adepto que realiza su poder en el Septenario, lo equilibra en el Octonario y, por
último, lo expresa como luz radiante en el Novenario.
129. Con el Septenario, el Iniciado triunfa, con el Octonario, equilibra su fuerza;
pero sólo con el Novenario encuentra la luz del Íntimo, por medio de la concentración
individual, que es la realización en el interior y la expresión en el exterior.
Con los siete centros desarrollados domina sobre el bien y el mal, sobre lo visible y
lo invisible, con las ocho fuentes de secreciones, equilibra su actividad, pero con las nueve,
obra con conocimiento y luz para vivificar lo que está latente en el mundo interno.
El número uno representa el Hombre Dios como principio y origen; es el principio
que aspira a toda realización divina. Es la imaginación, la acción de pensar del centro
pensador.
El número tres es la realización de la dualidad, es la idea pensada o verbo
pensamiento, cuyo Ritmo Creador domina toda forma de vibración.
El número cuatro es la Voluntad del Yo que hace manifestar y expresa su querer o
realización de la idea pensada en los cuatro elementos de la naturaleza vibratoria.
El número cinco es la Voluntad del Yo, que se reviste de los cinco sentidos para
expresar externamente lo que realiza en el Íntimo, en el interior, la Inteligencia Divina. Los
cinco sentidos son los instrumentos de la Razón.
El número seis es fruto de los cinco sentidos del hombre; es el deseo interno, la
voluntad activa por la elección que une lo pensado con lo querido, o el mundo divino con el
terrenal.
El número siete es la conquista del Poder de la Unidad por la perfección de la
acción en el cuerpo físico; es el centro de la acción después de haber pensado con
consciencia, inteligencia y voluntad.
El número ocho es la razón interior del juicio que, por la comprensión, manifiesta,
interna y externamente, el equilibrio en la humanidad; es la acción de actuar de acuerdo con
lo pensado y lo querido, con justo uso.
El número nueve es el principio de la Luz Divina, Creadora, que ilumina todo
pensamiento, todo deseo y toda obra; expresa externamente la obra de Dios, que mora en
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cada hombre, para descansar después de concluir su Obra.
130. En la Mitología, los griegos consideran que la plasmación del Verbo se realiza
con y por las nueve musas, hijas de Júpiter, el Padre de la Vida, al unirse con Mnemósine,
la Memoria.
Esas nueve musas son:
Clío: La inspiración de lo oído; es la musa de la historia.
Urania: La inspiración divina; musa de la verdad.
Calíope: La de la voz; musa de la poesía épica y de la elocuencia.
Erato: La del amor; musa de las canciones de los amantes.
Euterpe: La encantadora; genio de la música melodiosa.
Polimnia: La inspiración religiosa; musa de la tradición.
Melpómene: La de la tragedia; que penetra en el misterio de la muerte.
Talía: La inspiración jovial; musa de la comedia.
Terpsícore: Musa de la inspiración, animadora de la danza.
131. En el hombre, como en el Cosmos, existen nueve cielos y, en cada cielo, habita
un coro de átomos angelicales, llamados por los cristianos los nueve coros de ángeles.
El más bajo de los cielos es la Luna; corresponde al mundo de los deseos o astral, el
más cercano al mundo físico.
Es el mundo de la sensación, en que trabajan aquellos átomos llamados Ángeles,
hijos de los pensamientos llamados aspiraciones, que se elevan desprendiéndose de la
densidad de la materia grosera.
132. El segundo cielo es Mercurio, el mundo mental, el mundo de la inteligencia
concreta. En él residen los átomos llamados Arcángeles, expresión elevada de esa
inteligencia humana. Esos átomos se manifiestan en el hombre, bajo la forma de
inspiraciones morales.
133. El tercer cielo es el de Venus, o mundo espiritual, manantial de inspiraciones
elevadas de la mente abstracta, principio de Vida en la materia. Sus átomos ángeles se
llaman Principados, porque son los principios que gobiernan la evolución de la vida
individual, por medio de la atracción.
134. El cuarto cielo es el Sol, el del Espíritu Puro, que es el principio y dador de la
vida individual. En él los átomos se llaman Potestades que, como el Sol, irradian y atraen, y
así, forman el equilibrio de todo poder.
135. El quinto cielo es el de Marte; corresponde al fuego sagrado del Creador y se
relaciona con el mundo del Espíritu Divino. En ese mundo se encuentran los átomos
llamados Virtudes, que representan la fuerza de la expansión individual.
136. El sexto cielo es el de Júpiter, habitado por las Dominaciones; es el mundo de
los espíritus virginales, que presiden la gravitación universal en toda forma material
opuesta a la expansión anterior e influyen en la justicia y rectitud.
137. El séptimo cielo es de Saturno, el Padre Tiempo-Espacio. En el espacio se
manifiestan los Tronos, que originan y determinan, con el movimiento, la sucesión del
tiempo, expresión de la Voluntad.
138. El octavo cielo es el de Urano, donde moran los átomos llamados Querubines,
o sea, Próximos a la Divinidad, esto es, a la Puerta del Edén. Son los Ángeles que
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expresan, en el Espacio, por la dualidad de la manifestación, la raíz de la Consciencia,
individualizada, de la Divinidad.
139. El noveno cielo, de Neptuno, es el mundo de Dios, de lo Absoluto, en el que
yacen el tiempo, el espacio, la vida, el pensamiento, la energía, la materia y todas las
manifestaciones. Los ángeles se llaman Serafines, que manan de la esencia del Ser y
presiden el amor.
El Amor es la nota clave de toda armonía creadora y constructora, es el triple del
Sernario; es la unión de lo absoluto con lo relativo, de lo abstracto con lo concreto, tal cual
se ve en la relación siguiente:
Espíritu Alma Cuerpo
Espíritu del Espíritu
El Espíritu puro
Sujeto que piensa
Alma del Espíritu
Ideal
Verbo
Cuerpo del Espíritu
Idea
Pensamiento
Espíritu del Alma
Sujeto que quiere
El Yo consciente
Alma del Alma
La Quintaesencia
Voluntad
Cuerpo del Alma
Deseo
Volición formulada
Espíritu del Cuerpo
Iniciativa motriz
Sujeto que opera
Alma del cuerpo
Vitalidad
Función orgánica
Cuerpo del cuerpo
Cuerpo astral
Hiperfísica orgánica
140. Consciente el hombre de sus nueve cielos o mundos, conviértese en Dios y
desempeña su papel:
En el cielo de la Luna, por los átomos llamados Ángeles de la Fecundación.
En el cielo de Mercurio, por los señores de Mercurio o Arcángeles, construye la
Razón.
En el cielo de Venus, por los Principados, tiene el Amor.
En el cielo del Sol es como el Astro Rey; por sus potestades es Dador de Vida.
En el cielo de Marte, por los átomos de las Virtudes, otorga la acción.
En el cielo de Júpiter, las Dominaciones presiden a la Benevolencia.
En el cielo de Saturno, por los Tronos, da al dolor camino y es mensajero de
ventura.
En el cielo de Urano, por los Querubines, infunde el altruismo.
En el cielo de Neptuno, en fin, por los Serafines, es la misma Divinidad en acción.
Como se ve, todos los nueve cielos con sus respectivos Coros, Ángeles o átomos se
encuentran en el propio hombre.
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Capítulo VII
LA MAGIA DEL VERBO Y EL PODER DE LAS
LETRAS
141. Fórmase el Alfabeto Masónico con la combinación de las dos líneas
horizontales y de las dos verticales, en nueve cuadros. Sin embargo, el alfabeto masónico es
rara vez usado entre los hermanos de altos grados y tenemos que seguir nuestros estudios
sobre “La Magia del Verbo o el Poder de las Letras”, para que el Maestro tenga el poder
de la Palabra.
142. Las letras son signos gráficos que interpretan el lenguaje. No tienen otro
objetivo sino el de representar por medio de figuras los misterios que la palabra hablada
interpreta por sonidos. Es evidente que ambas modalidades de expresión deben tener una
correspondencia común en nuestro subconsciente y, por medio de cada una de ellas,
podemos descifrar esos misterios, sea por la vista, sea por el oído.
143. Ya sabemos que primero existió el sonido y después la figura y el número que
lo interpretan. Un idioma es el conjunto de sonidos articulados cuyas vibraciones pueden
ser medidas al emitirlos. Cualquiera que sea el tono en el que hablamos, el sonido puede
descomponerse en alguna frecuencia y reducirse a una cantidad determinada de vibraciones
que establece la primera relación entre el número y el idioma.
144. En Estados Unidos de América se construyó un aparato por medio del cual se
imprimen directamente sobre el papel las palabras que se pronuncian en un micrófono.
Según declaraciones de la imprenta, para la cual fue construido ese aparato, el mecanismo
se mueve eléctricamente y está constituido por una serie de filtros, cada uno de los cuales
recoge las frecuencias correspondientes a determinada letra.
145. El sonido fundamental de la voz humana está representado por la “A”. Para
emitirlo, es necesario abrir la boca y hacer que el diafragma impulse el aire a través de la
tráquea. Es el primer vagido que acompaña a nuestro nacimiento y el último sonido que
emitimos al morir.
La “A” sirvió al hombre primitivo, para expresar su necesidad de saber.
Actualmente la letra “A”, combinada con otras letras, sirve para denotar una variedad de
emociones; por ejemplo: “Ah”, significa dolor o contento, recelo o esperanza, cólera o
resignación, piedad o ponderación.
146. Debemos advertir que las letras de todos los idiomas del mundo nacen todas
del punto, de la línea y del círculo. Un punto en movimiento produce la línea; y la línea, por
extensión de sí misma, da lugar al círculo. El círculo, el punto y la línea serían, pues, las
primeras señales con que el hombre primitivo interpretó su lenguaje, cifró su saber y
explicó los ideogramas que precedieron a la formación de los alfabetos conocidos.
147. Cada nación o raza formó su alfabeto y le dio ciertas figuras correspondientes a
su sensibilidad e imaginación. No obstante, el ideograma o la figura que interpreta una idea,
existió antes de la señal fonética o del alfabeto: la línea completa es la unidad, el espíritu, lo
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masculino, lo impar, la fuerza que crea y se multiplica a sí misma al dividirse en dos. Los
árabes, al formar su alfabeto, dieron figura a la primera letra, que es la “A”, con una línea
vertical recta (I); de esta manera, la letra “A” y el número 1, en árabe, tienen la misma
figura. Ahora bien, la línea curva, según los antiguos, es el par, lo femenino, la fuerza
creadora, la polarización, la dualidad, la materia.
Ambas líneas - la recta y la curva - constituyen la pareja hermafrodita. Según
Leibnitz, la línea entera es el “1”, la curva es el cero (0), o lo que forma la década de
Pitágoras:
Tesis: El Ser 1 _________________
= 10
Antítesis: El no ser 0 _________________
o el número que interpreta un ciclo de creación, el cual termina en el mismo punto donde
comenzó y se repite en sucesión eterna.
148. Los egipcios nos dejaron los ideogramas más antiguos, porque anotaron
fenómenos celestes que tuvieron lugar hace 40.000 años. Si bien las inscripciones halladas
en Egipto no se remontan a más de 10.000 años, es de aceptar, no obstante, que las señales
que en ellas existen, no son inventos del momento, sino provenientes de datos muy
anteriores a los que fueron grabados.
Los jeroglíficos egipcios son el origen de todos los alfabetos conocidos y las raíces
de los troncos de aquellos que están divididos en familias: el semítico, el europeo y el indohitita.
El hebreo es un derivado del fenicio y este, a su vez, es una prolongación del
egipcio, pero modernizado.
Las 24 señales que usaron los egipcios, se reducen a las 22 adoptadas por los
fenicios y fueron el origen del alfabeto hebreo y del latino.
149. El alfabeto, en cada idioma, está compuesto de señales. La señal es una figura
que evoca, por su naturaleza, el entendimiento de las cosas representada por ella. Entonces,
en un alfabeto, puede estar comprendida una suma casi infinita de saber. La Gran Pirámide
fue una señal en la cual, los sabios del Nilo, cifraron y perpetuaron el saber recibido, para
transmitirlo a las generaciones venideras.
150. Las letras del alfabeto declaran y descifran el sentido de los signos y de los
misterios en ellas velados.
Así, podemos deducir que el saber contenido en una señal, si se sabe descubrirlo,
nos viene desde la más remota antigüedad, por línea de continuidad; puede darnos el lazo
de unión que ata lo inmediato a lo trascendental y es el elemento que nos facilita el ver,
desde el presente, lo que fue el pasado y lo que será el porvenir.
151. Hay ciertos autores que atribuyen todo el saber a la Biblia y al alfabeto hebreo
y razonan que Abraham es el fundador de la raza hebrea; que, al salir de Ur e ir a Egipto, él
aprendió todos estos misterios porque su mujer habitó en el palacio del faraón y Abraham
adquirió “grandes riquezas en plata y oro”.
Esta leyenda fue tratada y explicada en nuestra obra El Génesis Reconstruido, en la
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cual explicamos que nunca existió un ser denominado Abraham ni una mujer llamada Sara.
Ambos son símbolos iniciáticos.
Que el alfabeto hebreo conserva las tradiciones, no lo dudamos, pues todos los
alfabetos también las conservan, como lo hemos explicado. El Tarot de los bohemios, que
data de millares de años antes de la existencia de muchos alfabetos, encierra todos los
misterios de las señales, números y letras.
152. En nuestra obra Cosmogénesis según la Memoria de la Naturaleza, se dijo
que cada letra es el nombre de una divinidad, de la cual los magos saben emplear el poder,
llamado Verbo.
“Los libros sagrados fueron escritos con caracteres sagrados. De Moisés, Daniel,
Esdras, Hermes y de los Vedas, no poseemos más que simples reflejos de la verdad, porque
perdimos los verdaderos caracteres originales. Pero no es difícil encontrar en el mundo
interno, o en la Memoria de la Naturaleza, la copia original y algún día vendrá el ser que
reconstruirá las Sagradas Escrituras de todos los pueblos. Jesús dijo: “Sólo el que viene de
lo alto puede ascender a lo alto”. Los libros sagrados fueron escritos en tres planos, por
letras o señales que tienen también tres planos, pero los hombres los interpretan en el
tercero, que es letra muerta”.
153. Como en todas las cosas, el número tres se impone en toda emanación. El
padre necesita de la madre y la madre del padre, para tener el hijo. La unidad está
constituida por la trinidad, que coexiste simultáneamente en ella.
Toda manifestación debe tener tres planos o tres vías por donde el hombre puede
percibir y expresar la vida, y que son:
1. El Plano Espiritual, relacionado con el pensamiento.
2. El Plano Mental, relacionado con el pensador.
3. El Plano Físico, relacionado con la imagen pensada.
Estos tres planos de Manifestación, inseparable unos de otros, están vinculados con
los tres elementos que entran en el lenguaje. Así:
a). El Plano Espiritual lo está con la Aritmética.
b). El Plano Mental lo está con la Música.
c). El Plano Físico lo está con la Geometría.
154. Cada letra del alfabeto tiene estas tres llaves; por consiguiente, en cada palabra
también entran los tres elementos mencionados. Así:
a). Tiene un valor numérico, que le es propio;
b). tiene un sonido que la distingue;
c). tiene una figura que la caracteriza.
Las letras del alfabeto son, en su origen, 22 ideogramas, llamados Las 22 Puertas
del Saber. Las letras interpretan el saber antiguo por medio de la palabra que identifica la
idea en ella cifrada.
Luego, cada letra tiene dos valores, para nosotros. El primero se relaciona con la
substancia; es trascendente y no tiene una correspondencia inmediata en el entendimiento,
lo percibimos pero no lo identificamos.
El segundo es relativo; se identifica con nuestra consciencia, teniendo límites muy
reducidos.
155. En cada letra están cifrados muchos principios, que tienen su correspondencia
en el hombre y en todo lo que existe en la naturaleza, porque todo es uno y el uno es todo.
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Cada letra interpreta principios actuantes; objetos que fueron imágenes y fuerzas
inteligentes que animan esas imágenes, según el molde en que son formadas.
156. A veces, en un alfabeto existen más de 22 letras, pero, en el latino, las
principales son 22 y las demás son derivaciones.
Las 22 letras componen el idioma; cada letra está relacionada con un número, un
sonido, una figura geométrica, un color, un aroma, un planeta del sistema solar, un signo
del zodíaco, un proceso alquímico, una actividad física y una noción mental.
157. Como cada letra representa un número, es necesario seguir la nomenclatura
egipcio-fenicia, en orden alfabético, para facilitar al lector el estudio de las letras y aplicar
la magia del verbo en sus necesidades espirituales, mentales y físicas. Porque los principios,
cifrados en cada letra, tienen su correspondencia en el hombre, que es el supremo símbolo
de la creación y el verdadero ideograma, en el cual se resume el saber contenido en todas
las señales.
158. No es nuestro deseo profundizar el estudio del hombre, maravilla de la
creación, sin embargo, para nuestro análisis tenemos que hablar del misterio del Granulo
de Vida, en el que están, en potencia, todas las partes que componen al hombre; todos los
que fueron sus antepasados y los que serán sus descendientes. “El granulo de Vida” no es el
espermatozoide, sino una especie de germen que se halla anidado en la cabeza de este. Este
germen contiene el granulo vital que crece en el vientre materno, continúa creciendo en la
cabeza del recién nacido y alcanza su plenitud en la edad madura del hombre y, a medida
que se va desarrollando, hace que se desarrollen también las partes que constituyen al
hombre, desde el nacimiento hasta su muerte.
Todas las facultades y cuanto constituye el hombre como individuo, no son más que
la extensión del minúsculo ser que anida en nuestra masa encefálica.
Este pequeño ser está formado por una especie de efluvio vaporoso que penetra en
la materia cerebral, como la luz penetra en el agua, aunque su aliento es nuestro aliento y
percibe la misma vida que nosotros percibimos. La ciencia moderna tiende a confirmar esta
aseveración. Este granulo de vida tiene, por medio del cerebro, una íntima relación con los
diez centros del intelecto, llamados por la ciencia arcana El Árbol de la Vida y el arquetipo
cabalístico que resume el saber contenido en todos los signos.
El hombre puede interpretarlos a medida que van naciendo en él las partes que le
facilitan la interpretación del contenido en cada una de ellas.
159. El hombre no nace de una vez. Las partes van naciendo, progresivamente,
según la extensión progresiva del granulo de vida y, así, lo que se encuentra latente en el
arquetipo humano, se expresa en partes proporcionales, en el transcurrir de la existencia de
todos ellos.
El granulo de vida desarrolla sus poderes en sus vehículos físicos, que son los
órganos de nuestro cuerpo y nuestra mente. Con esta, educa y disciplina las funciones de
nuestros órganos, que son activados y puestos en movimiento para su completa evolución.
Ese proceso se efectúa a través de los diez centros de formación que, según la
Cabala, se llama el Árbol de la Vida de los diez Sefiroth. Estos diez centros existen en
nuestro organismo y tienen correspondencia con los otros diez que existen en el germen de
nuestro cerebro.
160. La vida del hombre se desarrolla en tres planos: el físico, el mental y el
espiritual. El primero es el órgano que ejecuta, el segundo, la fuerza que mueve, el tercero
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es la inteligencia que dirige.
La inteligencia tiene su vida en el granulo de vida. Ese granulo de vida se expresa
directamente, a través del plano Espiritual, y por medio de ese plano se expresa también en
los otros dos, que producen en nosotros las inspiraciones, los impulsos y movimientos que
completan las obras de nuestra vida diaria.
161. El Verbo de nuestra palabra está en el plano Espiritual, plano en el que habita
el germen de vida. Este plano es como foco de luz que penetra y llena todo nuestro ser. Esta
luz tiene diez centros de emanación refulgente y está cruzada por 22 canales de distinta
tonalidad. Los diez centros son los diez principios del hombre, los diez Sefiroth
representados por los números, y las 22 puertas del saber son las 22 letras por las cuales
estos principios se manifiestan en el saber, que está en el ser humano y expresan el poder
contenido en ellas.
162. Según la Cabala, la capacidad individual, en la cual se manifiestan el poder y el
deber, no está en el plano Espiritual ni en el granulo de vida, porque estos son perfectos en
todos los individuos. La capacidad está en el plano Mental y en el Físico; en el primero,
para responder a los estímulos trascendentes y, en el segundo, para cumplimientos
inmediatos. Mientras más se aúnan estos dos factores en nosotros, seremos más aptos para
manifestar la inteligencia y potencia contenidas en los diez principios, en los diez números
y en los 22 signos del alfabeto, y el Yo Soy, que está en nosotros, podrá, a través de nuestro
ojo, expresar su verbo por medio de nuestra palabra (Ver nuestra obra Las Llaves del Reino
Interno).
163. Los diez principios absolutos de los números tienen, pues, en el hombre, diez
centros de expresión y se manifiestan a través de las facultades ordinarias inherentes al ser
humano, pues todas las facultades tienen sus atributos correspondientes en los diez centros
creadores del hombre arquetipo.
El círculo y la línea convertidos en números hacen (10) diez; convertidos en letras,
el número 1 se transformó en “i”, y el (0) cero en “o”. Es el “io” o Yo, esta parte inmortal
del hombre que, encarnándose en los reinos inferiores, antes de descender, era Unidad. El
es la “i” minúscula, que se separó del punto central del círculo, pero para progresar
gradualmente a través de ellos hasta el hombre y, después, al encontrar su camino,
nuevamente, hasta la unión, o como dijo Jesús, “Así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado”; la “i” minúscula se levanta hasta tocar el punto y se vuelve “I” mayúscula
y, entonces, el Hijo del Hombre es Hijo de Dios. También la (Y), en la palabra YO nos
muestra la bajada hasta el reino más bajo o inferior, para volver a ascender a lo más
elevado, a la Unión en el Reino de los Cielos.
164. El Yo Soy manifiesta su divinidad en el Árbol de la Vida, que es el cuerpo, por
medio de diez centros de emanación, que son:
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1
Cabeza
Cerebro derecho 3 2 cerebro izquierdo
lado y mano
derechos 5 4 lado y mano
izquierdos
6
Corazón
pie derecho 8 7 pie izquierdo
9
Sacro
10
Fuerza
Creadora
1 - Verbo Divino; 2 - Sabiduría; 3 - Inteligencia; 4 - Misericordia; 5 - Fortaleza; 6 -
Belleza; 7 - Victoria; 8 -Gloria, 9 - Fundamento; 10 - Reino.
Estos son los centros que tienen las 32 vías que comunican el plano Espiritual con el
cuerpo en el plano Físico, y sus principios se denominan manifestaciones, en cuanto que las
percepciones, que se verifican en el cuerpo físico, se convierten en principio, en el plano
espiritual.
Las veintidós letras o ideogramas se sirven del sonido y de los números para
provocar el fenómeno de convertir las nociones, que se hallan en el plano Espiritual, en
imágenes equivalentes en lo mental.
165. Resumiendo, podemos decir que cada letra puede ser interpretada por tres
elementos, que son: un número, una figura y un sonido. Cuando el hombre llega a descifrar
los tres elementos de las letras de su ideograma, se convierte en sacerdote y mago del
Verbo.
Ahora vamos a estudiar cada una de las letras. Para tal fin, pedimos al lector el
máximo de atención.
Nuestra exposición será clara y, sin embargo, encierra muchas reglas y condiciones
para aprender a manejar el Poder del Verbo, porque el lenguaje humano es de origen divino
y de luz. Hubo y aún hay, algunos seres que formaron ciertas escuelas para enseñar a sus
discípulos el Poder del Verbo, en un alfabeto primitivo, como si en el alfabeto actual no se
pudiesen encontrar el poder y la luz.
Debemos aclarar otra condición importantísima, que es la siguiente: cada pueblo o
raza tiene su Libro, en su alfabeto. Para adquirir mayor provecho de la Magia del Verbo, el
estudiante debe atender a sus propias letras y seguir la relación que existe entre ella y las
diversas oposiciones del cuerpo humano. Así como las palabras reproducen los sonidos de
la Naturaleza y tienen su correspondiente color y proporción, así también las letras de los
alfabetos expresan ciertas posiciones del cuerpo. Si es individual, este centro tiene doce
pétalos, seis activos y seis relacionados con la figura o signo.
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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166. Cada letra es una fuerza patente y corresponde a un cierto signo y a una
posición del cuerpo. Nosotros no percibimos su vibración, aunque esta exista y se
manifieste al hablar o por la pronunciación mental.
En otra parte de esta obra daremos pruebas palpables de la vibración sentida de la
palabra pronunciada en nuestro organismo y así podremos comprender lo que quiso decir
Jesús: “Y daréis cuenta de cada palabra inútil”. “Todas las cosas por El (el Verbo, la
palabra, el Logos) fueron hechas”. Y como cada uno de nosotros es un Logos, podemos
crear nuestro propio ambiente.
Cada letra es una fuerza; de la combinación de las letras nacen fuerzas que
engendran un fin distinto.
Pronunciar un nombre es evocar al denominado; pero, para realizar y manifestar el
poder del nombre, se debe unir el pensamiento al sonido y a la forma.
Un nombre es una invocación (Mantram). Pronunciar una palabra es evocar un
pensamiento y hacerlo presente. Cada nombre contiene un misterio y un atributo al que se
refiere, sea virtud o inteligencia.
167. Las vocales son el alma del lenguaje, son el molde en que se vacían los
elementos materiales del sonido. Las consonantes son el cuerpo del lenguaje. Las vocales
se relacionan con el plano Mental; las consonantes con el plano Físico y, los pensamientos,
con el Espiritual.
El pensamiento es el primer elemento del Íntimo, es su potencia creadora; es el
padre creador del cielo y la tierra. La vocal es el pensamiento que llegó a ser una idea fija y
definitiva en la mente del hombre, se convierte en fuerza activa y se cristaliza en el mundo
físico.
La consonante es el cuerpo o mundo físico donde se manifiesta el pensamiento y el
Verbo.
168. Todo Verbo-sonido influye primeramente en el cuerpo de quien lo emitió, para
después llegar a su objetivo externo. Tenemos que dar cuenta por cada palabra inútil, dijo
Jesús. En la obra mencionada anteriormente se ha hablado de la Palabra Perdida. Se llama
perdida porque hoy en día, son rarísimos los seres que la conocen y saben emplearla. En
esta palabra está el secreto del tono que reside en la vibración, por medio de la respiración.
En este tono materializado en la vocalización está la vida y la acción, porque toda vida es
acción y toda acción es vida.
169. Hablar es crear: ese es el objeto de la oración. Pero ¿qué es la oración? ¿Para
quién es la oración? ¿Para qué sirve la oración?.
Orar significa hablar; oración es discurso, ruego y súplica. En gramática, es un
conjunto de palabras que expresan una declaración completa, un conjunto cabal. Entonces,
oración es la invocación o llamado a alguien para que venga en nuestro auxilio, por medio
de la palabra o Verbo, y palabra es el conjunto de varios sonidos.
Pero ¿a quién debemos invocar? ¿A Dios? ¿Necesita Dios de un conjunto de
palabras fabricadas por la mente humana, para conceder los que el hombre le pide?
Nosotros respetamos todas las creencias y religiones, pero no podemos aceptar lo absurdo.
Dios sabe de nuestras necesidades, como sabe de las del lirio del campo y de las aves del
cielo. No es preciso decirle a Dios: “Cura a Juan o a José del mal que sufre, porque es padre
de cinco hijos, es un pobre muchacho, etc.”, o de su enfermedad (y aquí se cita el nombre
científico de su enfermedad), o rogarle para que salve el alma de aquel señor que murió
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ayer, etc., etc.
Entonces, ¿qué es la oración y para qué sirve?.
La oración es la vocalización de una o más palabras que salen por necesidad del
corazón, para producir, por medio de la ondulación del tono, un efecto en nuestro
organismo o en los demás seres. Las letras son nombres de entidades divinas, que efectúan
estas vibraciones u ondulaciones que necesitamos, por medio de la inhalación y la
exhalación.
Hasta un suspiro es una oración. Un simple sonido o silbido puede ser una oración,
puesto que eleva la mente a cierto grado en el que la percepción espiritual es más intensa.
170. Estas palabras sagradas, que producen esos efectos, son llamadas mantram
por los yoguis. Estas palabras crean, por medio del ritmo y de la nota-clave de cada
persona. El Íntimo, según nuestros puros pensamientos y aspiraciones, puede darnos la
verdadera pronunciación de las palabras sagradas. En la obra La Magia del Verbo damos
una regla y enseñamos un camino, pero el caminante es quien debe sujetarse a la regla y
caminar con sus pies.
Durante el día, oímos por lo menos a diez personas que nos saludan con estas
palabras: “Buenos Días”; pero no producen en nosotros el mismo efecto y, a veces,
preferimos que no nos saluden, para no escuchar el tono de cierta voz. De esto se deduce
que el aspirante debe, ante todo, depurar sus pensamientos y sus sentimientos nefastos, para
poder, ante su altar interno, orar al Padre o al Íntimo, como dijo Jesús.
171. Saint Yves D'Alveydre, en su apreciable obra El Arqueómetro, Llave de todas
las Religiones y todas las Ciencias, en su capítulo primero dice: “La Palabra: El
Evangelio de San Juan, en siríaco-arameo, dice: El principio es la palabra, el Verbo. En
todas partes se encuentran vestigios de la importancia del Verbo humano, considerado
como reflejo del Verbo divino. A los antiguos alfabetos de veintidós letras, la Iglesia siríaca
atribuye un valor litúrgico y a cada una de ellas, una función divina, un sentido hierático”.
“Entre los antiguos alfabetos, anteriores a la civilización anarquista greco-latina se
clasifican las veintidós letras murales como equivalentes típicos de la Palabra. Los
brahmanes dan el nombre de Vatán al alfabeto que comunicaron a Saint Yves D'Alveydre,
porque fue el de la lengua hablada por la primera raza humana que pobló la tierra, lengua
que fue la fuente de donde salieron todos los idiomas de esta raza. Vatán proviene de una
raíz sánscrita, que significa mar o agua. En inglés se dice water, en alemán, Wasser. En
Vatán se escribe de abajo para arriba, pero las palabras de esta lengua ofrecen también un
sentido, si son leídas en orden contrario y además, leídas de izquierda a derecha igualmente
tienen sentido. Las letras del Vatán asumen formas geométricas; derivan del punto, de la
línea, del círculo, del triángulo y del cuadrado. Las letras del Vatán son el prototipo de las
letras sánscritas y del alfabeto astral, es el decir de los signos Zodiacales y Planetarios”.
“Dividiendo el círculo exterior del planisferio en doce segmentos correspondientes a
los doce signos zodiacales, cada uno lleva una letra con su número: son letras involutivas.
'Inscripta en este círculo, se halla la corona planetaria de la Palabra, con sus respectivas
letras y números: son letras evolutivas”.
* * *
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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“Cada letra del alfabeto es, sobre el papel, la representación de un astro o de un
punto del cielo. Al recorrer el espacio celeste, los astros escriben palabras: al combinarse
sobre el papel, las letras formulan temas astrales. “El Cielo habla”. Según los hebraizantes,
el alfabeto se compone de las tres letras Madres: A, M y SH; doce letras simples y siete
letras dobles”.
Agregaremos que cada letra corresponde a una nota musical y a un color
determinado y que, por lo mismo, el Arqueómetro viene a ser un instrumento que tiene la
particularidad de ser el mismo para todas las artes. Es al mismo tiempo la clave de la escala
sonométrica del músico, la gama de los colores del pintor y la directiva de las formas
arquitectónicas.
172. El Aprendiz practicó la vocalización de las letras:
A. B. G. D. Hé.
El Compañero practicó la de las letras:
O. U. Z. Heth. I. K. L. M.
El Maestro debe practicar la vocalización de las siguientes letras:
N. S. Ain. F.
N (14)
La N simboliza el Hijo. En general, es cualquier ser creado o reflejado. Es el signo
de la existencia individual, el principio divino, que une el antagonismo de dos polos en uno.
Mas, N es la idea y el verbo, interpretados en su signo.
Se relaciona con el signo zodiacal Libra, con el color limón claro y con la nota
musical Sol bemol. Contiene el principio de la afinidad de los opuestos, lo que lo atempera
y ablanda.
En el plano Espiritual, representa la solidaridad de las emociones, la asociación de
las ideas, la reciprocidad en los afectos y en las virtudes.
En el plano Físico, equilibra la relación de los sexos, equilibra también la fuerza
vital, la castidad, y modera las emociones y pasiones. Promete y genera buenas amistades,
afectos recíprocos, amores fieles y alegría.
Significa:
1 - Combinación de los dos polos: positivo y negativo. La introducción del espíritu
en la materia: la involución.
2 - Refleja la justicia del mundo material: la templanza.
3 - Encarnación de la vida: la vida individual y corporal.
La vocalización consciente de la letra prepara a la persona para un porvenir mejor,
haciéndole conocer y sentir sus efectos. Esta invocación con la N aleja los contratiempos y
suaviza el castigo del error.
La N representa el poder del matrimonio, que forma las corrientes divinas por el
ayuntamiento de los dos polos y simboliza el Amor Universal Divino.
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La práctica de la vocalización de la N abre en nuestro interior una puerta que nos
comunica con nuestro remoto pasado y nos permite ver las vidas anteriores.
Ejercicio:
De pie, el cuerpo en forma de N, la mano derecha alejada del cuerpo, indicando la
tierra, y la izquierda levantada, indicando el cielo.
Aspirar lentamente por la nariz y retener el aliento tanto cuanto sea posible y, al
soltarlo, clamar o cantar:
E n n n n n
Luego:
I n n n n n n
Aaaaannnnnnnn
Ooooonnnnnnnn
Uuuuunnnnnnnn
La N introduce las vibraciones de las vocales en nuestro interior y abre las puertas o
los sellos cerrados.
“En Magia, la Templanza es la virtud que debe transmutar y destruir los obstáculos,
para seguir hasta la meta. Esta virtud tiene un poder sobre el cuerpo sideral o astral, que es
el alma intermediaria entre el espíritu y el físico. El alma o este cuerpo, en cuanto el físico
duerme, permanece despierta, transporta los pensamientos y se materializa en ellos, en
cualquier lugar en que obre la imantación universal.
Según los pensamientos, el cuerpo sideral toma su forma para modificar, a
voluntad, el cuerpo físico. Por tal motivo, vemos seres que se asemejan a ciertos animales.
El alma se aleja, distendiendo, sin romperlo, el hilo simpático que la liga al corazón
y al cerebro. De esta manera, el mago es visto en dos lugares al mismo tiempo”.
S (15)
173. Simboliza el principio de la luz astral en circulación, la voluntad individual, el
atractivo irresistible que ejerce el misterio.
Es la serpiente de las revoluciones cíclicas. Está asociada con el signo zodiacal
Escorpio, el color rosado, la nota La bemol, la ciencia de los colores y la función humana
de la reproducción. Representa el Destino, el fuego creador, la pasión que nos hace
inmortales.
Representa el principio de la generación, misterio que enseña que las substancias y
las virtudes tienen la propiedad de fundirse unas en otras y crear conjuntamente lo que cada
una de ellas no contiene por sí sola.
En el plano Espiritual, genera la voluntad individual y el principio que nos induce a
descubrir los misterios desconocidos.
En el plano Mental, genera la voluntad individual y el principio que nos induce a
descubrir los misterios desconocidos. Produce la fuerza del deseo, la cadena de las
pasiones, la llama que quema y abrasa todo lo que hay de exceso dentro de nosotros.
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En el plano Físico atiende a los procesos de generación y provoca deseos intensos,
ansias insatisfechas. Da ánimo y genera el fuego.
Promete la prosperidad y afectos intensos.
Significa:
1 - El destino creado por el propio hombre.
2 - Elevación o caída, según el poder de la voluntad.
3 - El fluido astral o el Terror del Umbral, que impide la entrada al Edén.
Ejercicio:
La posición del cuerpo debe formar una imitación de la S, extendiendo las manos
unidas enfrente de la cabeza y una ligera genuflexión de las rodillas para adelante,
pudiendo apoyarlas sobre una silla u otro objeto. Hacer el ejercicio respiratorio indicado y
al exhalar el aire, vocalizar:
I I I I I I I I S S S S S S A A A A A R R R R R R R R
Es un llamado a la energía creadora en la cabeza.
I I I I I I I I S S S S S S I I I I I
Es el descenso de la energía por la espina dorsal, hasta el sacro y un desparramarse
por el organismo.
I I I I I I I I S S S S S S A A A A A
Es la elevación de la energía al cerebro.
“En magia, toda voluntad real se confirma por actos; pero los hechos deben ser
análogos a la voluntad. El hechizo voluntario es uno de los más terribles peligros de la vida
humana. La simpatía personal somete el más ardiente deseo a la más fuerte voluntad. El
más fuerte absorbe al más débil; ciertos seres absorben la inteligencia de otros y siempre en
un círculo, un hombre se apodera de la voluntad de los demás.
La luz astral es el receptáculo de ese poder. Evocada por la razón, se reproduce con
armonía. El poder adquirido debe ser devuelto en bien de los demás. El mago debe excluir
de su reino lo arbitrario. Una voluntad autócrata es despreciada, siempre, por la Divina
Sabiduría”.
Ain (16)
174. Esta letra no tiene su correspondiente en español. Los latinos la pronuncian
según la vocal que le sigue.
Aunque no pueda usársela, daremos algunos conceptos sobre sus símbolos:
Indica el principio de la Divina Providencia; es el ojo, como su nombre lo indica,
que serenamente vigila. Está asociada con el signo zodiacal Sagitario, el color púrpura vivo,
la nota musical Si bemol, la radiación cósmica.
Representa la Providencia que, como ley, corrige, con el dolor, la soberbia del
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hombre.
En el plano Espiritual representa el despertar del entendimiento por la virtud de la
aflicción con que la fatalidad lo conmueve, así como la ley de causa y efecto.
En el plano Mental, representa la nulidad de los valores materiales, la pobreza del
intelecto, que conduce a la soberbia que humilla.
En el plano Físico es el rigor, la severidad y la aflicción, como aguijón que nos
despierta a la verdad.
Significa:
1 - Dios en la Materia.
2 - La caída de Adán, reflejo de la muerte.
3 - La materialización del Universo Principio: el Mundo Visible.
Debe pronunciársela como la “A” gutural, más profundamente.
En magia, es el esfuerzo y el trabajo para el bienestar de los demás, sin pensar en sí
mismo; desembaraza al hombre de la materia y lo reviste de Inmortalidad.
Ph F (17)
175. La F simboliza el Verbo en acción. Es el aliento divino que sopló en nuestras
fosas nasales el alma viviente. Es la inmortalidad, es el poder de abrir lo que está velado, el
“Efetah” de Jesús. Su nota musical es Do sostenido; su color, el amarillo vivo, está
asociado con la alquimia cósmica y con el sentido de la vida.
Es la divina fe, fuente de esperanza, que nos sostiene cuando perdemos los bienes y
nos sentimos desamparados.
La Fe rejuvenece, con su fuego, la substancia de las virtudes. Jeroglíficamente, la F
expresa la boca en acción de emanar el Verbo o la Palabra; es la acción del Verbo en la
Naturaleza.
En el plano Espiritual, representa y genera la abnegación, hija de la Fe, madre de la
Esperanza.
En el plano Mental, otorga la iluminación por la experiencia.
En el plano Físico, genera el optimismo, la genialidad, la caridad y todo lo que
fortalece el ánimo.
Promete intuición, sustentación, compensaciones, iluminación y éxitos morales.
Significa:
1 - Todo lo eterno en Dios; Inmortalidad.
2 - Todo error es reparable; Esperanza.
3 - El Universo visible contiene la fuerza interna invisible.
La F es la letra de la insuflación o lo insuflado, que es una de las más importantes
prácticas de la medicina ocultista, porque es un signo perfecto de la transmisión de la vida.
Respirar quiere decir soplar sobre alguien o sobre alguna cosa. El soplo caliente de
la letra Hé es atractivo, pero, combinado con la F, a distancia, es repulsivo. El soplo
caliente, combinado con la F corresponde a la electricidad positiva, y el soplo frío, a la
negativa.
El insuflado caliente y prolongado restablece la circulación de la sangre, cura
dolores reumáticos y de gota, recobra el equilibrio de los humores y disipa la laxitud.
El soplo frío ahuyenta al león y al tigre. La letra F, con el insuflado frío, aplaca los
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dolores originados por congestiones.
Ejercicio:
El cuerpo erguido, con las manos formando la letra F, es decir: levantar la mano
izquierda al nivel de la cabeza y, la derecha, al nivel del hombro. Aspirar, retener y
vocalizar: FA FE FI FO FU.
En magia, es la esperanza que produce una delicada y agradable fruta, que es la Fe
en la vida eterna.
Pero el hombre lleno de pasiones y errores, no puede tener esperanza ni fe, y por tal
motivo no puede estudiar los misterios de la vida.
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Capítulo VIII
LO QUE EL MAESTRO DEBE PRACTICAR
176. El objetivo del Maestro es el Superhombre: Maestro es el Ser que llegó a tener
contacto con su Íntimo, es el Ser que se convirtió en su propia Religión, cuando vio el
fracaso de las religiones.
Así como el universo visible es el reflejo de lo invisible, el superhombre es el
reflejo visible de una divinidad invisible. Su mente es una con la mente cósmica, que guía y
dirige todas las cosas.
177. El emplea la Consciencia Cósmica, que mora dentro de sí, para el bien
universal, sin pensar en sí mismo y de esta manera se convierte en Superhombre.
178. En la Consciencia Cósmica, en el Reino Interno del Hombre, se encuentra toda
la Ley de la Verdad. El Mago es aquel que sabe leer esa Ley y obedecerla.
179. El cuerpo físico es una Historia Universal, completa y perfecta, que representa
el desarrollo y evolución gradual del hombre. Este debe aprender a leer en la historia escrita
en su propio cuerpo y así se conocerá a sí mismo. El objetivo de estas enseñanzas es
enseñar la lectura del libro (cuerpo) del Apocalipsis, que está sellado.
180. El conocimiento de sí mismo conduce al hombre, forzosamente, al Amor, y el
Amor, al Reino Interno.
181. Nuestro cuerpo es un centro de estudio que contiene enseñanzas primarias,
secundarias, superiores y especializadas. Es necesario asistir a las clases con aspiración y
pensamiento atento, para aprender la sabiduría enseñada por los Maestros internos.
182. Aquellos que se dedican a trabajar por la Obra Evolutiva, recibirán las
lecciones internas y externas. Ellos se ponen en contacto con los señores de los elementos.
183. El amor aumenta nuestra sensibilidad para la comprensión de la Verdad y la
Verdad nos hará libres.
184. El hombre de buenos sentimientos aspira de la atmósfera átomos ángeles,
afines con su sentir. Estas inteligencias superiores nos asisten, atraídas solamente por el
pensamiento de Amor en el corazón y no por la concentración.
185. Los Maestros de Sabiduría, en el mundo interno, manejan y ocupan los Centros
Internos del hombre. Cada Maestro enseña una rama de la Sabiduría, que está escrita en la
conciencia de los átomos, los cuales nos acompañan desde la formación del mundo.
186. El hombre actual es el resultado de sus pensamientos. Para ingresar en el
Colegio Interno, tiene que volver a ser niño (neófito) y presentar totalmente limpias las
páginas finales de su mente. Entonces, los Maestros de Sabiduría escribirán en ella la
historia de las vidas pasadas y, así, el discípulo leerá las vidas futuras.
187. Nadie puede salvarse a sí mismo si no trabaja por la salvación de los demás.
188. Para salvar a los demás, deben salvar, primero, sus propios Centros Internos de
los átomos egoístas, aspirados durante el pensamiento y el sentir egoístas.
189. Nos fue dada una palabra misteriosa, que contiene siete vocales
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correspondientes a los siete centros del cuerpo. Algún día estas vocales, con sus debidos
sonidos, serán reveladas a los discípulos, dentro del Templo Interno. No es por egoísmo
que se oculta la Palabra, sino porque la Palabra Perdida se asemeja a un reloj desarmado,
que no puede entregarse a una criatura para que lo arme.
190. Toda Sabiduría brota del interior y se cristaliza en nuestras palabras, obras y
movimientos.
191. ¿Por qué al oír un poema o una obra musical, sentimos el deseo de componer
algo igual? Es porque las obras maestras nos comunican las vibraciones de los átomos
mentales de sus creadores. Así también, la estada o el paso de un superhombre por un lugar
impregna, con sus propias vibraciones, las mentes de quienes allí moran.
192. Los átomos del hombre son sus archivos, y sus vibraciones son su lenguaje.
193. Si el hombre supiese consultar a sus Maestros Internos, no se equivocaría en su
elección ni en su vocación.
194. El aliento es el mejor conductor hasta la Divinidad Interna. Al aspirar átomos
superiores, Ella nos comunica su Voluntad, “la que será hecha tanto en los cielos como en
la tierra”. Esto significa que podemos volver a estudiar en nuestros centros internos y sentir
la voluntad del Padre.
195. La aspiración concede belleza, salud, iluminación y una comprensión de las
leyes universales. También otorga el conocimiento del propio futuro, en la realización de la
obra.
196. El esclavo de sus pasiones es esclavo de sus semejantes. Sólo quien es libre de
sus debilidades, puede adquirir la Energía Cósmica. Esta Energía, aspirada del aire, es una
oración al Yo Soy, para que nos revele nuestra vocación y nos envíe al Maestro especial del
centro respectivo.
197. Con la aspiración, rasgamos el velo para revisar nuestras vidas pasadas y
continuar la obra que fue interrumpida.
198. Debemos atender la voz interna y practicar, conscientemente, su inspiración,
para aspirar los átomos conscientes del Reino de lo Íntimo.
199. Ejercicio:
a). Sentado o de pie, con el busto y la cabeza erguidos:
b). Aspirar, lentamente, por la nariz, el aire o el aliento de la vida y, por medio de él,
los átomos afines al mundo interno del Intimo;
c). Retener el Gran Aliento de la vida en los pulmones lo más que pueda (sin ningún
abuso);
d). expeler, lentamente, y sentir que la energía baña o recorre el cuerpo por medio
de los átomos que trabajan en el sistema nervioso.
200. “La repetición de un acto forma el carácter y el carácter es el Hombre”.
201. Cada órgano de nuestro cuerpo se asemeja a un Estado dentro de una
República y tiene sus leyes distintas y diversas; cada órgano tiene su propia consciencia,
pero obedece a la Superconsciencia del mundo interno.
202. Cuando aspiramos el Gran Aliento, se rasga el velo y nos encontramos ante el
Yo Soy o la Suprema Presencia. El Gran Aliento elimina el límite que nos separa del
mundo Interno.
203. Nuestro sistema nervioso central pertenece al mundo físico, pero, de ese
sistema sale otro, llamado el sistema simpático, que pertenece al mundo psíquico; por su
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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medio podemos comunicarnos con ese mundo.
204. Nuestra aspiración del Gran Aliento, por medio del sistema nervioso, nos
conduce al Sistema Simpático, pero puede ponernos en comunicación con nuestros centros
internos, fuentes del Saber, Poder y Energía.
205. Nosotros, los que estudiamos la Gran Ley, debemos comprobarla con hechos
irrefutables. El mundo actual necesita de pruebas científicas, y nosotros, a todos las hemos
demostrado, menos a los científicos, que quieren medir y pesar el Absoluto con balanzas y
aparatos fabricados por sus mentes.
206. Existen muchos que preguntan: “¿Qué debemos hacer para ayudar a la
humanidad?”.
He aquí la respuesta: Ser bueno. Porque el hombre bueno es una bendición para la
humanidad. Con su presencia, carga el ambiente con sus propias vibraciones bondadosas;
con sus átomos de luz, impregna las mentes sensibles e inspira a seguir la realización de la
Gran Obra. La Bondad, el Amor y el Saber se manifiestan en el mundo objetivo, por el
sistema nervioso.
207. Sólo por medio del sistema simpático nos ponemos en contacto con el mundo
interno y, con el sistema nervioso central, lo manifestamos en lo externo.
208. Con la inhalación del Gran Aliento, podemos abrir la puerta que comunica el
sistema nervioso cerebroespinal, con el simpático. Esta puerta es la puerta del Edén,
defendida por el ángel de la espada flamígera.
209. “Golpead y se os abrirá”, fue dicho.
Con la aspiración, el hombre “golpea” en aquella puerta y el ángel de la espada
flamígera la abre para conducirlo a un centro dentro de su corazón, donde se le dará, según
su petición, y hallará lo que había buscado.
210. Este es el significado de la alegoría del Génesis, que dice que el hombre fue
arrojado fuera del Edén (de su Reino Interno), donde quedó prohibida su entrada. El ángel
de la espada de fuego aniquila todo átomo denso que trata de entrar por esta puerta. Con la
aspiración y el amor, podemos atraer al cuerpo físico, vibraciones del mundo interno, que
nos dan sutilidad para que podamos volver al Edén y morar en él.
211. El primer Maestro de Sabiduría, a quien debemos ir para aprender y practicar
sus enseñanzas, es el átomo Nous. El es el Gran Arquitecto de nuestro Universo. Este
Maestro arquitecto reside en el ventrículo izquierdo del corazón. Es el constructor del
cuerpo físico. Su material de construcción es los átomos aspirados por nosotros desde el
momento de nacer.
212. Con nuestra aspiración pura, damos materiales puros al Gran Arquitecto de
nuestro universo y nos ponemos en contacto con El.
213. El objeto de la Aspiración del Gran Aliento es purificar la sangre, vehículo del
Yo Soy, porque Nous no puede habitar sino en la sangre más pura del corazón.
214. Nous fabrica su universo por medio de la sangre.
215. Nous es el Arquitecto. El hombre interesado en servirle necesita de grandes
aspiraciones, llenas de energía, para reanimar los átomos constructores, debilitados por la
vida errada e inarmónica.
216. La ciencia ignora, aún, muchas funciones de los órganos del cuerpo físico. El
hígado, por ejemplo, es el laboratorio de átomos constructores de la vida corporal, en tanto
que los pulmones son proveedores y constructores psíquicos. El hígado es centro de la
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imaginación.
217. Para tener una imaginación sana, en un cuerpo sano, debemos vitalizar los
centros que se encuentran en el área del hígado, con este ejercicio: Inhalar profundamente,
por la nariz; retener el aliento, palpar la zona del hígado, enviándole pensamientos de
energía y, por último, dirigir a los átomos algunas frases o palabras de agradecimiento.
218. Sólo el hombre correcto y justo puede obtener la ayuda de estos átomos
trabajadores, por medio de la respiración pura.
219. Los pensamientos de odio aniquilan la fuerza de los buenos átomos
trabajadores y originan la enfermedad en el cuerpo psíquico, que luego se refleja en el
cuerpo físico.
220. El Arquitecto de nuestro universo nos pide siempre material puro y adecuado a
nuestra evolución. Cada ser es el forjador de su propio destino, tiene la facultad de elegir el
camino en la vida, y nadie intervino o intervendrá en su destino.
221. El ser que rasga el velo y observa su mundo interior, puede comprender el
sufrimiento de sus ángeles internos, que luchan para conservar la armonía del cuerpo con el
infinito.
222. Algún día, cuando los hombres desarrollen todos sus centros angélicos, toda la
humanidad será una sola familia, sin fronteras ni limitaciones.
223. El cuerpo tiene átomos buenos y malos, robustos y débiles.
La inspiración pura elimina los malos y fortifica los débiles, para convertirnos en
seres sanos y robustos. Sin salud, no podemos dar ni un paso hacia el Interior; tampoco
nuestros ángeles guías nos ayudan en la tarea.
224. La sangre es el conductor de la energía. Una sangre pura es un vehículo
perfecto del Yo Soy. La aspiración retenida actúa sobre los centros nerviosos, que se
comunican con los diferentes centros del cuerpo. Los pensamientos buenos revelan los
superiores; los malignos, los inferiores.
225. “En el corazón existe una pequeña válvula, que se abre o cierra según la
voluntad del Intimo, que no permite pasar átomos de sangre impregnados por la malignidad
del pensamiento sucio”.
226. El cerebro se alimenta con la energía que pasa por los pulmones, impregnada
con los pensamientos durante la inhalación.
227. En nuestro mundo interno, tenemos que enfrentar a muchos seres, buenos y
malos, como sucede en el mundo externo.
228. En nuestro plexo sacro existe una fuerza latente, que puede ser despertada por
la energía aspirada. Esta fuerza, dirigida hacia arriba, a través de la columna vertebral, abre
los centros o sellos apocalípticos, que son verdaderos archivos de nuestro universo y
entonces podemos alcanzar la conciencia de la Verdad. Con esto, aprendemos a salir de
nuestros cuerpos para obtener conocimientos secretos y ocultos.
229. A fin de despertar la fuerza de este centro, se puede practicar el ejercicio
descrito anteriormente. Al expeler el aire, sentir que la energía asciende por la médula
espinal hasta el final.
230. Hemos dicho que el hombre bondadoso, el Guía, emana sus vibraciones y
átomos en el mundo, los cuales son captados por los hombres. En nuestro sistema nervioso
obran las vibraciones del Maestro de Sabiduría. Estas vibraciones nos iluminan,
intuitivamente y despiertan en nosotros ciertos recuerdos del pasado que nos conducen al
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autojuicio o a juzgar nuestras malas obras. Con eso, sobrevivirá la sentencia de la
separación de la cizaña del trigo, es decir, arrojar los átomos rebeldes a la región inferior de
nuestro cuerpo, llamada Infierno, para que sean quemados.
231. El Superhombre o Maestro, emplea el pensamiento como medio para introducir
la reforma en la mente humana.
232. Todo Superhombre o reformador debe haber tenido un poder sexual fuerte,
dirigido a la creación de grandes reformas, merced al empleo de la imaginación, cuyo
centro es el hígado.
233. La aspiración distribuye la Energía Cósmica a todos los centros internos y los
convierte en luminosos, emitiendo ciertos rayos que son visibles al ojo físico, en ciertas
condiciones.
234. La energía que aspiramos es repartida a todos los estados del Reino del Cuerpo
y el gobernante de cada estado reparte lo que recibe de esta Energía, con los átomos de los
tejidos cansados, destruyendo lo nocivo.
235. El hombre tiene que estar alerta, para recibir la orden del Arquitecto de su
universo, del principio del bien, que es el átomo Nous y, cuando comienza a escuchar esa
voz silente, podrá remediar los males del pasado, corregir los errores y ser recibido en el
primer grado del Colegio de la Sabiduría.
236. Existen en el hombre dos principios: el Bien y el Mal. El principio del Bien es
el Arquitecto, el Constructor, el Átomo Nous, que reside en el corazón. El principio del
Mal o Desarmonía o Destructor es el átomo del Enemigo Secreto, llamado demonio por las
religiones y que reside en el sacro.
237. Ambos poderes poseen, bajo sus órdenes, legiones de átomos o entidades. Las
de Nous son constructivas, armónicas, ejecutoras de la Ley; en tanto que las del Enemigo
Secreto son destructoras, inarmónicas, desobedientes y “Rebeldes contra el Señor”, e
impiden el desarrollo espiritual del hombre.
238. El Enemigo Interno es el Rey de nuestro mundo físico, en tanto que Nous es el
Rey de nuestro mundo psíquico.
239. El Enemigo Secreto aprisiona nuestra mente en este mundo y nos impide
elevarnos con el pensamiento, a algo sublime, durante la aspiración.
240. Tanto este Rey de lo Inferior (infierno), como sus legiones, fueron creados por
nuestros errores, durante épocas pasadas, y tienen poderío sobre nosotros. Nuestros
pensamientos están trabajando influidos siempre por ellos y, fácilmente, podemos ir por el
“Camino de la Perdición”, como decía el Nazareno, en tanto que el camino del Cielo
Interno es estrecho y en él debemos penetrar “por la fuerza”.
241. El Cielo y el Infierno se hallan dentro del hombre. El Reino del Cielo se
encuentra en las esferas elevadas de nuestro ser y, el Infierno, en las inferiores.
242. El Superhombre es el ser que puede librarse de la atracción del Cielo y del
Infierno. Para él no existen ni bien ni mal y, sí, la Ley.
243. Ser la Ley es desprenderse de nuestra creación llamada “El Terror del
Umbral”. Este fantasma, creado por nuestras acciones durante las edades, es el guardián del
portal. Si no lo desintegramos por la aspiración a la superación, no permitirá nuestro
adelanto. El único ser que puede dominar el “Terror del Umbral” es aquel que perdió el
miedo. El Terror del Umbral es su inferior, que reúne todas las malas obras y pensamientos
de nuestras vidas anteriores. Está colocado en un centro próximo del ombligo, llamado en
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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el Apocalipsis, “Sello de Satanás”.
244. El oponente y contendor del Morador del Umbral es el átomo llamado Ángel
Defensor. Está compuesto por el Bien y los pensamientos elevados y se llama Yo Superior,
reside en la base del cerebelo y tiene como su vanguardia atómica al Ángel de la Espada.
245. La mayoría de los conocimientos de la ciencia actual están guiados por el
átomo enemigo, porque ella sólo trata de manejar la densidad de la materia y no se ocupa
de las fuerzas sutiles de la Naturaleza. La mente de los sabios actuales capta, con más
facilidad, la sabiduría del Enemigo Secreto, que la utiliza para la obtención de sus fines.
246. Con la aspiración de los átomos positivos y solares, puede purificarse la
atmósfera mental.
De mañana, al salir el Sol, practicar el siguiente ejercicio: (Según autores
reconocidos, como Patanjali y H. P. Blavatsky, los ejercicios alternados y rítmicos de
aspiración sólo deben ser practicados bajo la dirección de competentes e idóneos
instructores, para que el practicante no corra graves riesgos en su salud física, moral y
psíquica (N. de R.).
a). De pie, con el cuerpo erguido;
b). Aspirar por la fosa nasal derecha, tapando con el dedo la izquierda;
c). Retener el aliento el mayor tiempo posible;
d). Expeler por la fosa nasal izquierda, tapando la derecha, pensando que la energía
solar invade todo el cuerpo.
247. Los seres negativos, odiosos, ambiciosos, prefieren la vida en atmósferas
densas, congestionadas por átomos mentales sucios. No pueden aguantar el Sol de la
mañana ni el del campo. El aspirante a la superación tiene que acercarse más a la
Naturaleza.
248. El ser superior tiene emanaciones y aura distintas de las de los demás,
perdiendo la afinidad hasta con los seres que les son más cercanos, porque su ser se torna
diferente en el pensar y sentir.
249. El mundo actual se divide en dos grupos: el primero está guiado por Nous, y el
segundo por el Enemigo Interno. Los seguidores de ambos luchan unos con otros. Aunque,
aparentemente, el enemigo secreto tiene mayor poder y más seguidores, no obstante, tarde o
temprano, triunfará el principio del Bien, porque es la Ley. Ni siquiera los artistas están
libres de la influencia de este enemigo y, por tal motivo, profanan la belleza con sus
pensamientos y sus obras.
250. “No juzguéis para no ser juzgados”. El juicio y la crítica acerbas de mentes
tenebrosas perturban la atmósfera mental.
251. Los seres pesimistas y quejumbrosos enferman a los demás seres, destruyendo
y agotando sus energías. Se convierten en fardos pesados en los hombros de la humanidad.
El aspirante debe atraer por medio de la aspiración y del pensamiento positivo, átomos
protectores y saludables, para defenderse de estos seres malignos inconscientes.
252. La cólera, la depresión y la envidia son los tres conductores más formidables
de las enfermedades, siguiendo luego la mala alimentación y la mala respiración. Debemos
ser felices, para ser sanos.
253. El átomo Nous no promete bienes terrenales; sólo otorga Sabiduría, con la
confianza en sí mismo. El Enemigo Secreto puede dar hasta bienes materiales, a quien se le
asociare.
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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254. El Principio del Bien salva de la guerra a sus seguidores; ellos no fueron los
causantes de la hecatombe. En este momento, ninguna nación puede asegurar la paz del
mundo, porque los dirigentes están dominados por el ejército del Enemigo Interno.
255. Existen ciertos centros en el cuerpo del hombre, por medio de los cuales se
puede contemplar el mundo y la lucha de las fuerzas de la Luz con las Tenebrosas.
256. Donde existen acaparadores, domina el Enemigo Secreto. Donde hay
monopolización, existe la fuerza destructora.
257. Mientras el hombre no aprenda a pensar por sí mismo, no puede liberarse de sí
mismo y será arrastrado a elegir el gobernante designado por la fuerza tenebrosa. Hoy, el
ciudadano vota por el candidato que puede satisfacer su propio deseo, sin pensar en el
destino de la nación. El Enemigo Oculto obscurece la inteligencia, para convertir al hombre
en autómata, guiado por el capricho del gobernante.
258. “El cuerpo del deseo atrae los átomos afines a los deseos sentidos, que se
apoderan de la mente y del carácter. El plano inferior del mundo de los deseos o astral, está
lleno de cadáveres astrales inferiores, sin ninguna inteligencia. Son como aves carroñeras
que viven de la materia putrefacta.
Los átomos que integran estos cuerpos son destructivos y estimulantes de la
ferocidad. Los heredamos de Lemuria, época en que nos divertíamos en hacer luchar a los
animales, unos con otros, para comerlos después”.
259. La pureza del sexo y su energía acumulada ennoblecen el carácter, mejoran la
salud e iluminan la mente, para seguir con énfasis la senda del perfeccionamiento. El
hombre puro en su sexo tiene mentalidad equilibrada, que difícilmente sucumbe ante una
tentación indigna.
260. “Muchos llegan al poder y a la fama, bajo la dirección del átomo Enemigo, por
medio de la magia sexual, la cual forma parte importante de sus enseñanzas”.
261. “El Yo Superior, que está en presencia del Yo Soy, intercede y obtiene el
perdón de los pecados de aquellos fieles seguidores de la Luz, que entran en el sistema
simpático. Este es el segundo nacimiento”.
262. La mejor oración que nos fue dada a través de los siglos es la oración
Dominical (Padre Nuestro). Bien meditada, sirve de puente entre el ser y el Yo Soy.
El Padre Nuestro tiene siete llaves para abrir los siete centros del cuerpo, que
conducen al aspirante a la Presencia del Íntimo.
263. El aspirante debe recorrer, durante su ejercicio diario, todos sus centros, de
arriba para abajo, aplicando para cada centro, una petición del Padre Nuestro. La petición
debe ser de hijo a padre y no de esclavo a señor. El reino del Cielo Interno se obtiene, no se
otorga.
264. El primer desarrollo del aspirante se manifiesta en el plexo sacro; la intuición
es el mensajero del Yo Soy.
265. Debemos comprender que el Yo Superior, por medio del cual formulamos
nuestras peticiones al Íntimo, hasta que lleguemos a sentir que somos uno con El, tiene su
asiento en un átomo en la base del cerebelo. Su reino está en el hígado, centro de la
imaginación y de la emoción. El Yo Superior está siempre en presencia del Yo Soy.
266. El propio Jesús declaró esta verdad, en et Sermón de la Montaña, después de
enseñar la oración que dice:
“Porque si perdonareis a los hombres sus pecados, el Padre Celestial os perdonará
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los vuestros”. Jesús no dijo Dios, porque sabía que Dios es siempre amor y perdón.
267. Para aquellos que no leyeron nuestra obra Las Llaves del Reino Interno o el
Conocimiento de Sí Mismo, transcribimos estos párrafos: “El Intimo, el Yo Soy, el
Absoluto, tiene en la cabeza tres puntos, cada uno de los cuales es la base de uno de los
aspectos de la Trinidad”. “El primer aspecto es el Padre, que domina exclusivamente la
cabeza; el segundo - el Hijo - rige el corazón, en tanto que el tercero - el Espíritu Santo -
domina el sexo”.
“La realidad es una: no hay más que un solo Íntimo, pero, visto desde el mundo
físico, se refleja en tres Aspectos”.
268. El Aspirante debe evocar, siempre, a Miguel o Yo Superior, en sus ejercicios
de aspiración, el cual intercederá por él ante el Yo Soy.
269. Muchos hablan de la unión con el Intimo, como si estuviesen separados de él o
como si pudiesen tener existencia, estando separados de él. La unión con el Íntimo significa
la identificación con el Padre, para realizar, conscientemente, el Impulso Divino del Yo
Soy.
270. Cuando el corazón se convierte en órgano completamente dócil o Yo Soy, y en
vehículo voluntario de él, la circulación de la sangre quedará bajo el dominio de la misma
Divinidad, que impedirá, a voluntad, la entrada de los átomos egoístas. El resultado es que
estos átomos se irán distanciando del hombre, poco a poco.
Con el tiempo, el Yo Soy aumentará en la sangre los átomos altruistas, aspirados e
inhalados; con ellos, vigorizará la sangre, su vehículo y, de esta manera, dominará
perfectamente el corazón, con su amor divino. Entonces, la naturaleza pasional será
conquistada, la mente liberada de los deseos, el hombre se convertirá en ley y será Uno con
el Padre.
271. El Padre envía su poder para vigorizar el pensamiento en el corazón; en tanto
que el átomo enemigo interno nos envía la duda. Entonces se traba la lucha en el plexo
solar, en la región del ombligo, donde surge la fortaleza del hombre. En este centro, trabase
una lucha tremenda entre la duda y la certeza, entre el temor y el valor, entre lo negativo y
lo positivo. Si el bien triunfa sobre el mal, se dice que el arcángel Miguel derrotó a Satanás
y lo lanzó a las profundidades del infierno de nuestro cuerpo, pero si el mal prevalece, nos
arrastra hacia ese infierno.
272. El abuso sexual, el libertinaje, debilitan el plexo solar. Puede fortalecerse este
plexo, con el ejercicio respiratorio anteriormente descrito, pero al expeler el aire, tenemos
que dirigir toda la concentración mental, llena de la energía solar, a dicho plexo.
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Capítulo IX
EL LENGUAJE MASÓNICO
273. La Masonería tiene un lenguaje para expresar sus ideas, que se llama “El
Simbolismo”. Cada símbolo tiene siete significados.
El masón debe procurar conocer y comprender perfectamente el idioma simbólico.
Los símbolos masónicos son ricos en enseñanzas de elevadas significaciones
intelectuales, filosóficas, científicas, morales, espirituales y prácticas.
Todos los masones deben trabajar para descubrir las ideas que representan los
símbolos, porque en estas ideas se encuentra la verdad y la verdad nos hará libres.
274. Cada grado tiene su instrucción simbólica especial; pero su base es una sola y
radica en el grado de Aprendiz.
La Masonería es un hecho de la naturaleza, que se repite diariamente en todos los
seres conscientes e inconscientes, para su perfeccionamiento físico, intelectual, moral y
espiritual.
El trabajo del Aprendiz consiste en desbastar la piedra bruta, esto es, dominar
sus pasiones, eliminar sus imperfecciones y vicios, perfeccionar su espíritu, retirando con la
Razón (cincel) y con la Voluntad Firme (mazo) todas las asperezas que puedan originar
perturbaciones en la sociedad o en la Institución. Por tal motivo, el Aprendiz acude a la Luz
que iluminó su inteligencia en la Iniciación.
El masón actúa siempre con equidad y franqueza (señales), con lenguaje leal y
sincero (palabras), con obras y fraternal solicitud (toques) para con sus hermanos.
Logia Justa y Perfecta es la que cuenta siempre con siete hermanos, de los cuales
cinco deben ser Maestros, representando las cinco Luces: El Venerable, los dos Vigilantes,
el Orador y el Secretario. Representan los cinco sentidos dentro del cuerpo.
Tres luces son: la Sabiduría (del Ven., simbolizada por la estatua de Minerva); la
Fuerza (del 1o Vig, por la estatua de Hércules que está en Occidente); la Belleza
(representada por el 2° Vig. y a su lado la estatua de Venus Citérea). En suma, estas tres
luces son la Trinidad Divina en el Cosmos y en el Hombre. Padre, Madre, Hijo; Fe,
Esperanza, Caridad; Poder, Saber, Movimiento, etc.
275. Las horas del trabajo masónico (mediodía, medianoche) significan que el
hombre debe llegar a la más alta iluminación para poder trabajar para el bien de la
humanidad. Medio día es la hora luminosa del Sol. Con este resumen y con las
instrucciones dadas en el Primer Grado y en el Segundo, ya podemos levantar la punta del
velo para el Maestro Masón, con el objetivo de practicar y enseñar en la Logia, a los
hermanos, la práctica de la filosofía de los grados.
276. La Masonería es una Escuela Iniciática, una academia de aprendizaje
tradicional y universal, que aspira al magisterio de la Verdad y al ejercicio de la Virtud,
comenzando el Iniciado por Estudiarse a sí mismo. Entonces empieza el verdadero trabajo
en la piedra bruta y la renovación de su propio “Yo”, que es el Grado de Aprendiz.
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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La Masonería es la ciencia positiva que determina el criterio de la Verdad y forma
nuevos hombres de espíritu elevado, de convicciones firmes, conciencia recta y moral sin
mancha.
¿Cómo se llega a esta superación?.
En el capítulo siguiente, levantaremos una punta del velo de Isis.
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Capítulo X
REALIZACIÓN
277. Querido hermano Maestro:
Después de pasar por los tres Grados ya enumerados y de sufrir sus respectivas
pruebas, llegamos a comprender, a saber y a sentir que:
El Masón es hijo de la Luz o el Constructor Libre.
Que la Masonería es un hecho de la naturaleza, que se repite diariamente en cada
ser.
Que el Símbolo es un lenguaje que habla y excita la imaginación.
Que el objetivo de la Masonería es espiritualizar los sentimientos y divinizar al
hombre
Que el G.A.D.U. es Dios.
Que el Templo es el cuerpo del hombre (“Sois el Templo del Espíritu”).
Que la Logia es el Microcosmos: pequeño universo (el hombre).
Que todos los Símbolos y decoraciones de la Logia se encuentran en el Cuerpo.
Que el hombre está compuesto de siete mundos y la Logia Perfecta debe tener siete
miembros.
Que el Maestro es el Yo Superior.
Que los Vigilantes son dos: uno a derecha y otro a la izquierda: positivo y negativo;
Dios Padre-Madre; mente objetiva y subjetiva; consciente e Inconsciente, etc.
Que los tres lados del Triángulo representan Fe, Esperanza y Caridad, o Sabiduría,
Fuerza y Belleza, o una infinidad de significados que están dentro del cuerpo del hombre.
Que el Altar es el corazón del hombre.
Que el Orador es el poder del Verbo, que radica en la garganta.
Que el Secretario es la Memoria que todo lo archiva.
Que la Columna “J” es Dios en forma masculina y la Columna “B” es Dios en
forma femenina.
Que los Doce Signos Zodiacales son las doce facultades del Espíritu en el hombre,
que pertenecen a las doce glándulas del cuerpo, y son las que componen la Logia Interna:
Fe, Esperanza, Amor, Fortaleza, Acierto, Poder, Imaginación, Sabiduría, Voluntad, Orden,
Celo y Vida. Así también, los doce instrumentos del Constructor Libre corresponden a estas
facultades y son: el mazo, el cincel, la regla, el compás, la palanca, la escuadra, el plomo, el
nivel, el palustre, la espada, la plancha y la cuerda.
278. Como se ve, tenemos una infinidad de enseñanzas. Mas ¿qué ganamos con
todos esos tesoros, si los dejamos sepultados? ¿De qué manera debemos aprovecharlos?
¿Es cierto que el cristiano debe orar solamente en su Iglesia, el mahometano en su
Mezquita y el masón en su Logia? ¿Las instrucciones que tenemos no nos sugieren nada de
nuevo? Y si el cristiano no tiene eventualmente su Iglesia, si el mahometano vive lejos de
su Mezquita y el masón fuera de su Logia, ¿no deberían tratar de elevar sus pensamientos a
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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la Divinidad Omnipresente en todo el Universo y en cada átomo en él contenido?
279. Cada hombre es el Templo del Dios Vivo, luego, cada hombre debe adorar a
Dios en Espíritu y Verdad, dentro del Templo del Dios Vivo. Este es el objetivo de
todas las religiones y de todas las escuelas iniciáticas.
Siendo la Masonería una Escuela Iniciática, lo que primeramente enseña a sus
adeptos es el cumplimiento de las Leyes Divinas, en Espíritu y Verdad.
Si el hombre es el Microcosmos, y si él es el Templo del Dios Vivo, entonces puede
adorar a Dios en su Templo Interno o en su Íntimo, así como puede hacerlo en su templo
externo o Logia.
Jesús enseñó: “Y cuando ores, no hables mucho como los gentiles, pues piensan que
por mucho hablar serán oídos y atendidos. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu aposento
y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que ve en tu interior y te recompensará”.
Encerrando lo expuesto con esta divina enseñanza, nos dirigimos ahora,
directamente, a nuestro hermano masón para decirle lo siguiente: ¿Quieres llegar a
Superhombre (Hombre Superior)? ¿Quieres ser un Maestro Sabio, poderoso y creador?
Pues debes seguir el mismo camino que ya trillaron nuestros poderosos hermanos más
adelantados.
¿CUAL ES ESE CAMINO? Ya vamos a indicarlo...
280. Esta es la senda que lleva al mundo Interno del Íntimo:
Antes que todo, debes entrar tranquilo en tus aposentos, alejado de todo lo que
pueda perturbar tu concentración. Después de sentarte cómodamente, relaja tu tensión física
o mental durante unos minutos, enseguida trata de penetrar, con la imaginación, en tu
Mundo Interno, por la puerta que conduce al corazón. El cuerpo tiene que estar
erguido. Ahora, asciende con tu imaginación a la cabeza. Ya eres el Yo Superior, que
debe unirse al “Yo Soy Dios en Acción en este Cuerpo Templo”. Ya eres Maestro.
Pero, para llegar a este estado, son necesarias muchas sesiones y mucho trabajo. El
Reino de Dios tiene que ser conquistado, dicen los libros sagrados.
Sintiendo y comprendiendo lo que se explicó, el Maestro ya puede entrar en el
Mundo Interno y trabajar en la Logia con sus obreros.
Ritual interno silencioso
281. El Maestro es el Yo Superior, el Sol, la Superconciencia, la Unidad, el Saber,
el Espíritu, el Padre y otras decenas más de nombres y calificativos. Para simplificar lo
llamaremos Yo Superior.
El Yo Superior trata de unirse al “Dios en Acción en este Cuerpo-Templo”;
desde su puesto, ordena la colaboración de la Mente, que representa el Poder del
Pensamiento (1o Vig. del Templo, el Positivo, etc.). Enseguida, solicita la ayuda de la
Imaginación, que embellece el Templo (2o Vig. del Templo, el Pasivo, etc.)... A estos, se
adhieren la Memoria (Secretario), la Subconsciencia (Guardián del Templo), el Experto
(Carácter formado por la repetición del acto-hábito) etc., etc…
Trabajo interno o sesión
282. Recluido en su Mundo Interno, el Yo Superior pide, antes que nada, la atención
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de la Mente consciente (1o Vig.), para verificar si todo está en perfecto estado y si es
masón, esto es, constructor libre de vicios y pensamientos perturbadores.
Después examina la imaginación (2o Vig.), si puede visualizar y espiritualizar los
pensamientos de la mente objetiva.
Enseguida ordena a ambos Vigilantes del Templo Interno, que pongan a cubierto el
Templo del “Yo Soy Dios”, a fin de que ningún pensamiento, sentimiento o recuerdo pueda
entrar allí y perturbar.
Luego, por medio del examen de la consciencia, verifica si todas las ansias y todos
los deseos, que están dentro del Templo, son afines con el trabajo y al cumplimiento de la
Ley Eterna.
Cuando está seguro de que las puertas del aposento están cerradas, comienza a orar
al Padre, íntimamente.
En este estado, el Yo Superior empieza a visitar todos los centros y facultades del
Espíritu, como el Sol recorre (aparentemente) sus signos zodiacales. Es lo que se llama la
Segunda Venida de Cristo.
Este viaje se hace por medio de la Aspiración, Inspiración y Concentración, cuyo
objetivo es el de depurar, fortificar y regenerar su Dualidad, Trinidad, Cuaternario,
Quinario, etc... como hemos estudiado en los grados anteriores.
Este es el trabajo interno del Maestro, que efectúa por medio de la visualización,
aspiración y concentración perfectos, en todos los centros magnéticos, en sus átomos y en
todas las glándulas endocrinas que expresan las facultades del Espíritu...
Y en este estado, ya puede llamar la atención de todos los ángeles atómicos y
decir:
A. G. D. G. A. D. U., EN SU NOMBRE, POR LA FE, ESPERANZA Y AMOR,
DECLARO ABIERTOS LOS TRABAJOS PARA EL BIEN DE LA HUMANIDAD Y
PARA LA ILUMINACIÓN DE TODOS LOS SERES. A MI, POR EL SABER, POR
EL QUERER Y POR EL HACER .
Y así puede repetir con Jesús: “YO Y EL PADRE SOMOS UNO”.
“Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén (Cuerpo) que descendió del cielo de
Dios, aderezado como esposa ataviada para su marido (Yo Soy)... etc.
Y la ciudad no tenía necesidad de Sol... porque la gloria de Dios la iluminó y el
Cordero es su lámpara”.
Dr. Jorge Adoum – El Maestro Masón y Sus Misterios
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BIBLIOGRAFÍA
Adoum, Jorge:
La Magia del Verbo.
Las Llaves del Reino Interno.
Rasgando Velos.
Besant, Annie:
El Poder del Pensamiento.
Blavatsky, H. P:
Isis sin Velo.
La Doctrina Secreta.
Dourvil, H.:
El Libro de los Muertos.
Iglesias, J.:
El Arcano de los Números.
Levy, Eliphas:
El Gran Arcano Develado.
M:
Dioses Atómicos.
Magister:
Manual del Maestro Masón.
Papus:
A.B.C. del Ocultismo.
Un Rosacruz:
La Masonería.
Cursos Iniciáticos:
El Superhombre.
O.S.R.C.
C.D.L.M.
La Religión de los Sabios.
Diccionario Enciclopédico Masónico.
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En el Tercer Grado de estos
nueve peldaños de la jerarquía
masónica, Jorge Adoum
nos revela - tal como ha venido haciendo
hasta ahora, en sus libros sobre el Aprendiz
y el Compañero -, todo cuanto se relaciona
con el Maestro Masón: cuáles son
los requisitos previos y las preguntas
que se le formulan antes de exaltarlo
a este importante nivel.
Pero el libro no se limita a hablarnos
tan sólo de estos Hijos de la Luz,
sino que sorprende al lector
con inéditas referencias sobre el Templo de
Salomón, los elementales que habitan
este mundo - gnomos, ondinas, silfos... -
y el valor del número siete, presente
en nuestros chakras y en diversos septenarios
de la vida cotidiana.
Por último, sus asombrosas interpretaciones
de fragmentos del Apocalipsis
convierten a este libro
en una lúcida fuente de consulta.